El agente de la Policía provincial <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/251359/se-fugan-dos-presos-de-la-ur-v-y-detienen-a-un-policia-por-dejarlos-.html">detenido el último lunes bajo sospechas de “liberar” detenidos para que salieran a robar</a> también está en la lupa por el presunto cobro de dinero a los internos del sector Resguardo de Detenidos de la Unidad Regional V a cambio de “beneficios”, entre ellos, supuestas visitas íntimas en la misma dependencia.Así lo pudo saber PRIMERA?EDICIÓN mediante sus fuentes, ante datos que surgieron de las testimoniales obtenidas por las autoridades en el marco de la investigación. Según ellos, esos eran solo parte de los “derechos adquiridos” por los internos de Puerto?Iguazú que cumplían con la “cuota” que requería el policía ya detenido.En ese sentido, trascendió -mediante declaraciones de detenidos que posteriormente recuperaron su libertad- que el agente de 20 años cobraba dinero para que familiares e incluso las parejas de los apresados pudieran ingresar a las celdas para dichos encuentros.No solo eso: al margen de aquello -que de confirmarse profundizaría la gravedad del caso- también hay indicios de que el uniformado en cuestión dejaba “libre circulación” en el interior del área a sus “clientes”?para que, por ejemplo, pudieran utilizar la cocina y otras dependencias que están más allá de los barrotes que -se supone- no debían atravesar.Al respecto, las filmaciones de las cámaras de seguridad de la UR-V serán determinantes para tal fin. Según una fuente, en las mismas se observaría cómo cuando el agente en cuestión se encontraba de guardia, varios de los presos entraban y salían de sectores prohibidos sin ningún tipo de restricción.Tal como PRIMERA?EDICIÓN informó en exclusiva el jueves, la fuga de los dos presos que disparó una investigación al respecto se inició el último lunes cerca de las 3.30 de la madrugada, cuando el propio agente ahora detenido informó que los detenidos aprovecharon un descuido -un corte de luz general y que se encontraba en el baño- para ganar la calle.Enseguida el magistrado Martín Brites, titular del Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, inició una pesquisa que arrojó indicios suficientes para suponer la complicidad del uniformado. Las imágenes de las cámaras de seguridad, los mensajes en el celular y el testimonio de otros presos terminó por complicarlo y mandarlo a una celda de la comisaría de Wanda, donde permanece detenido.El efectivo policial fue imputado por “favorecimiento de la evasión y cohecho”, tras lo cual se abstuvo de declarar. Hasta anoche, uno de los dos evadidos seguía prófugo de la Justicia. El otro fue recapturado al día siguiente del hecho, aunque en las últimas horas trascendió una versión que explicaría el porqué de esa aprehensión.Según esa hipótesis, el agente habría liberado solo al aún prófugo para que fuera a robar en una pizzería de las “Siete Bocas”, en pleno microcentro de Iguazú, a no más de 200 metros de la UR-V. Sin embargo, como no regresaba, no tuvo mejor idea que enviar al segundo preso (quien gozaría de su confianza) para que lo buscara.Lo cierto es que ambos se fugaron y ese segundo interno finalmente fue recapturado, aunque lo que se sospecha ahora es que, dominado por el peso de su conciencia y quizás para no “traicionar” al policía amigo, resolvió entregarse o -al menos- hacer más fácil su captura, que tuvo lugar el martes en el barrio Bicentenario. De una u otra manera, más allá de lo insólita de esa línea, nada oculta la gravedad de lo que, al parecer, sucedió en Puerto Iguazú.
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