El comprador que antes llevaba un kilo de pan, actualmente lleva el producto en menor cantidad; y quien compraba facturas u otras masas dulces y saladas, ahora redujo o resignó en parte algunos de sus “gustitos”. Ese es el panorama en las panaderías capitalinas donde el sector está sintiendo una baja en el consumo. Por ese motivo, el criterio adoptado para no golpear más duro todavía al bolsillo de los consumidores, por parte de los industriales panaderos, es el de no aumentar más allá de los 36 pesos actuales el precio del kilo de pan. Ello, pese a las subas registradas tanto en los costos de los insumos como en los del reparto de las mercaderías, empujado por el aumento de los combustibles, por ejemplo.Omar Acosta, actual presidente del Centro Industriales Panaderos que recientemente estuvo en Mendoza para la reunión cuatrimestral de los dirigentes de cada provincia, dijo a PRIMERA EDICIÓN que la temática tratada es la misma para todos: “La crisis es general en el país y nosotros no estamos fuera de ella. El caso es que, en Misiones, aparte de la recesión palpable en cada localidad, aquí estamos duplicados por la problemática de las asimetrías con el Paraguay”, refirió.“Indirectamente nos perjudica. Con el pan sucede que la gente compra menos pero no lo elimina. Sin embargo, la caída en la demanda de tortas y facturas, que no es de primera necesidad, es la que nos hacen sentir crisis”, se explayó el hombre.Acosta confirmó, en tanto, que no hay consenso para aplicar un aumento en el precio del pan porque según él “llevar más arriba de los 36 pesos el kilo del pan no servirá de nada para mejorar al sector, todo lo contrario, puede causar el efecto inverso”, sostuvo. El empresario deslizó, sin embargo, que los productos como tortas y masas si podrían registrarán variaciones alcistas.“El sector resiste”Desde el Sindicato Panaderos, su secretaria Gremial, María Villalba, también se refirió a la fuerte baja en el consumo de los panificados y se alegró que todavía el sector resista a los coletazos de la crisis y que no se contemplan despidos ni cierres de comercios. “Vemos que la actividad está golpeada de forma parecida que el resto de los comerciantes, pero hasta ahora se está aguantando. Por suerte no vimos caídas tan drásticas en nuestro rubro”. “No estamos fuera del circuito comercial, es decir todo lo que sucede al comercio en general nos afecta porque somos un conjunto. De todas maneras el invierno siempre ayuda a que la actividad tenga un repunte, en estos días de frío el consumo siempre tiene marca ascendente”, aseguró la dirigente.“Ojalá empiece a mejorar la situación del país y de la provincia en particular”, deseó -de acuerdo a su punto de vista- que “si el resto de los comerciantes no sienten una mejoría, nosotros tampoco vamos a ir hacia ese camino”, expresó. Lácteos por las nubesLas margarinas y los lácteos, además de la harina y el azúcar, insumos esenciales de las panaderías registraron importantes subas con relación a 2015 y 2017, con lo cual toda elaboración se empujó hacia arriba en cuanto a precios.“La materia prima tuvo un aumento que se siente, además de los costos de energía y gas, más la baja en la actividad se hace muy difícil pagar sueldos, aunque estén en negro”, opinó Acosta en sintonía con Villalba.“Aquellos lugares que tenemos entendidos como panaderías clandestinas, que no tienen trabajadores registrados, sabemos que el alto costo de los insumos los dejó fuera de competencia”, agregó la dirigente sindical. No obstante, tanto industriales como gremialistas evitan hablar con optimismo respecto de la inminente llegada del verano donde, se especula, las bajas podrían ser más aún significativas. "El verano pasado tuvimos que contener una reducción del 20% en la facturación, y pese a que el invierno siempre ayuda a mejorar esa coyuntura, no nos hemos recuperado”, especificó Acosta con preocupación.
Discussion about this post