Buenos Aires ofrece numerosos circuitos en estas vacaciones de invierno, para recorrer en familia, en pareja o en grupo, pero por mucho que se han esforzado historiadores y estudiosos de la cultura de la ciudad, todo parece poco y hasta se podría proponer un juego donde cada vecino recomiende un recorrido en particular.Julián de Díos, desde su editorial donde arma guías y mapas turísticos, ofreció varios al Ente de Turismo porteño (Enturba) para este receso invernal: circuitos de un día, de dos o de una semana, la ciudad étnica, la ciudad vieja y la nueva, todo lo que se puede hacer gratis, murales de menos de diez años, en el casco histórico y en el resto de la urbe.El dueño de la Editorial de Díos comentó que armaron "seis circuitos, algunos contando días y otros en la vida y la historia de las colectividades” y ,al final, “el de las pinturas en las paredes de la ciudad”, mediante un acuerdo entre los dueños y los artistas.Lo recorridos “empezaron en el barrio de San Telmo y en Monserrat, se extendieron a Barracas y La Boca y ahora llegan a Villa Urquiza y Colegiales”, agregó.Hay ciudades en la que están prohibidos los trabajos en las paredes, pero acá se resuelve en un acuerdo entre privados que se puede pensar como un freno a los graffitis, que a veces resulta y a veces no, pero que en definitiva “le dan a Buenos Aires un toque espectacular”.De Díos recomendó ver los murales de San Telmo, en las esquinas de la avenida Independencia con Chacabuco y con Perú, este último que recrea la ciudad hace 200 años, con lo que se entiende mejor cómo creció.Esos murales aparecen en el circuito de la “ciudad vieja” que dice el editor, pero llegan a la “ciudad nueva” del noroeste, y se cruzan con los paseos gratuitos que incluyen el Jardín Botánico y la Reserva Ecológica, pero no desaparece ni en la feria de Mataderos, donde el campo parece no querer dejar todo el terreno al caserío.Una mirada sorprendente de esta nueva propuesta, señaló, es “el circuito étnico, que incluye el barrio porteño de Once, con la comunidad judía y sus sinagogas; el barrio coreano de Parque Chacabuco; Italia, en La Boca; Japón, en Congreso; diferente del Barrio Chino, de Belgrano, y Bolivia en Liniers” con su oferta gastronómica ultraeconómica.Y ni que hablar de las exquisiteces de “Perú, en el barrio del Abasto”, dijo el especialista en guías y mapas que se mezclan con la comida de los lugares más alejados del mundo, como la ucraniana, de Palermo, o la de India y Paquistán, en varios barrios de la ciudad tamizados con la herencia sirio libanesa de Balvanera, San Cristóbal y Flores.Aún así, por más que abrume, la ciudad conocida como la Reina del Plata aún no está delineada al detalle y guarda secretos para sorprender no solo a los visitantes sino sobre todo a sus vecinos. ¡Buen viaje!Fuente: Telam
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