Entre niños, adultos y ancianos, más de 200 personas hacen uso del comedor, merendero, salón para cumpleaños y reuniones. Es totalmente gratuito y está ubicado en una de las zonas más carenciadas de la ciudad. La solidaridad con la comunidad es el fin de las actividades que realiza “Ellos no tienen la culpa”, una entidad privada abocada al bien público que fue fundada el 21 de septiembre de 2013, en reconocimiento a Don Jorge Mario Fedorischak, quien en vida se destacó por su labor en defensa de la comunidad marginada. El lugar está emplazado entre las calles 44 y 137 de la chacra 159, al oeste de Posadas. Ubicado en medio de un barrio carenciado, en sus instalaciones se atienden a cada vez más cantidad de personas del barrio. Además, el salón es cedido de forma desinteresada y gratuita para que los vecinos realicen actividades. En ese sentido, Mario, el sobrino-nieto de Don Jorge Fedorischak, se encargó en los últimos años de levantar a pulmón el predio y gracias a la ayuda de mucha gente. Por ello, en los últimos meses rápidamente pudo completar el piso, techar el lugar, llevar agua corriente, pintar y dejar el sitio impecable para que allí los vecinos y los niños se acerquen a recibir su plato de comida y su taza de leche, como así también recibir el dictado de clases de apoyo escolar. Ese servicio de comedor es llevado adelante por “Industria cooperativa” que se encarga de gestionar esa ayuda, en el lugar cedido para ese fin. La “tía Zulma” colabora con la cooperativa y es quien sirve el almuerzo y prepara la merienda para los chicos. Contó que en los últimos tiempos se triplicó el número de personas que se acerca a buscar comida. El comedor trabaja en base a la cocina centralizada del Ministerio de Desarrollo Social, mientras que el merendero trabaja en base a donaciones que se consiguen y llegan de diversos sectores. “Si un día yo no tengo los insumos los chicos se quedan sin la merienda” contó la tía Zulma. Legado solidario Mario, el dueño del lugar y quien cede el espacio de forma gratuita para que allí se realicen actividades comunitarias contó como llegó a desarrollar este emprendimiento. “Estas acciones vienen de tradición familiar, de una persona que dedicó toda su vida a ayudar a los chicos carenciados. Lo hizo en forma de agradecimiento porque las monjas de caridad del Hogar Santa Teresita le salvaron la vida cuando él era joven. Fue así que mi tío-abuelo, Don Jorge Fedorischak inició la tarea. Él administró durante 24 años el hogar Paula Albarracín."También fundó el hogar padre Antonio Sepp, en Parada Leis. Muchos lo conocieron porque él fue también funcionario público ad honorem, que siempre donó sus sueldos. Fue titular de cooperativas y uno de los comerciantes más grandes de la ciudad entre las décadas de los ‘60 y ‘80. Además fue el presidente fundador de la Cooperativa Eléctrica de Posadas que luego se convirtió en lo que hoy es Emsa”, recordó. “A pedido de él, continué con las acciones solidarias que había comenzado. Entonces yo, al tener salud, trabajo, familia, quise devolver algo a la sociedad más marginada que son los niños. Por eso el nombre ‘Ellos no tienen la culpa’, que a la vez es el nombre de un libro que escribió mi tío hace muchos años”, explicó.“Por ese legado, a mí siempre me gustó andar en los barrios con la gente humilde, porque es de las más sinceras que se pueden encontrar y en ese sentido, yo siempre tuve la vocación de estar al servicio de ellos”. Sobre por qué levantó ese salón en el barrio de la chacra 159, Mario explicó que buscó que funcione un comedor, un merendero, apoyo escolar, ropero comunitario y otras actividades en estas instalaciones, “porque quiero que los niños salgan de la calle, de los pasillos, que no se junten con los jóvenes que andan en el vicio”. “He observado como cambia el comportamiento de los niños cuando se les brinda contención, cariño y se les habla del respeto”. Destacó que el lugar “también está disponible de forma gratuita para toda la gente que lo necesite”. Remarcó que una parte importante de la ayuda de alimentos proviene del aporte del Ministerio de Desarrollo Social. “Con el cupo que ellos entregan esto funciona y no se corta nunca”, destacó.Además, al aporte del Estado se le suman las donaciones que aportan personas particulares y que entre otras cosas permitieron levantar la obra en tan poco tiempo.
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