Es esta una consulta habitual, cómo hacer que los hijos mejoren sus hábitos de alimentación. Y mi respuesta es siempre la misma: con el ejemplo.Como adultos tenemos que reflexionar qué estamos transmitiendo a nuestros hijos a través de nuestras conductas diarias. Aquello que repito una y otra vez de manera inconsciente ¿tiene coherencia con lo que “quiero” que aprendan? Lo que hacemos tiene mayor impacto que lo que decimos que hay que hacer.El momento de sentarnos a compartir una comida alrededor de una mesa es una oportunidad única para generar los buenos hábitos que estoy buscando. No solo para mis hijos, sino también como motivación para los adultos, entendiendo la importancia trascendental que tiene ese momento para la vida familiar.Un desayuno en familia puede llevar quince preciosos minutos, una inversión no solo para el futuro, sino como un presente valorado y respetado, tomando conciencia de las mejores elecciones en función de la salud familiar. Con cambios inmediatos, positivos en el aspecto físico, como así también en lo emocional.Los nutrientes de los alimentos son fundamentales para una buena calidad nutricional, sin embargo, ingredientes como afecto, tiempo, conversaciones, alegría, distensión son más importantes para que nuestro sustento diario sea asimilado de manera óptima.Transmitir “hábitos saludables” puede ser un gran desafío, y también una gran posibilidad de empresa familiar, que será una inversión para el futuro de los niños, como así también para el presente de los adultos de la familia.¿Por dónde podés empezar?Planificá un día a la semana los menús y las compras necesarias. Buscá asesoramiento profesional si no sabés qué es lo conveniente.Organizá tus tiempos generando el espacio necesario para hacer cuatro comidas diarias: desayuno, almuerzo, merienda y cena. Si no podés al principio realizar todas, elegí dos que sean inamovibles. Dale la prioridad que se merece.Una vida activa es muy importante para la salud. Elegí actividades al aire libre, que requieran mover el cuerpo. Juegos, caminatas, paseos. Otra posibilidad de compartir y disfrutar. Además de alguna actividad física tres o cuatro veces por semana.Respetá tus horas de descanso y sueño. El trabajo es necesario, pero de nada nos sirve cuando tenemos una mala calidad de vida y el costo es la salud. Nuestros niños nos observan, en todo momento estamos transmitiendo valores y principios que pueden ser la mejor herencia. Una oportunidad para vivir bien.ColaboraMónica MarinMédicaEspecialistaen Nutrición. [email protected] ws: 3755 554957
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