Las elecciones de medio término tienen a mal traer al gobierno de Mauricio Macri, que no encuentra la clave de la recuperación económica prometida, y tiene poco para mostrar al votante, sobre todo en los sectores sociales más golpeados por las políticas de ajuste.Por ello, en lugar de propuestas concretas al elector, se ve obligado a renovar cada día los argumentos de un discurso de confrontación con el pasado que le permitiría, presuntamente, sacar rédito político “no por amor sino por el espanto”, como dice el poema. El Gobierno nacional no ignora que la economía está lejos de dar una respuesta satisfactoria a las expectativas de la gente y, aunque se empeña en ver presuntos “brotes verdes”, no consigue ocultar su pretensión de llegar a la cita electoral con la proa puesta hacia el pasado reciente. La creciente desocupación y los cierres de empresas, afectan a cada vez más personas, son una señal de que, desafortunadamente, en el debate en torno de las elecciones de medio término se descuida lo esencial, la realidad concreta del país. El informe de Unicef que se distribuyó en la semana, y según el cual el 51% de los jóvenes argentinos de hasta 18 años es pobre, y los crecientes reclamos de los movimientos sociales en la provincia, alarmados porque desde que está Macri en el poder la desocupación en los barrios posadeños se triplicó; son exponentes indiscutibles de la realidad concreta que busca invisibilizar la campaña electoral del gobierno de Cambiemos. Ni qué hablar de la protesta activa que anuncian los tabacaleros misioneros por el virtual robo de los recursos el FET que les pertenecen, o de los miles de comprovincianos que cruzan la frontera en estas vacaciones para buscar afuera precios que les permitan vivir dignamente. Haría bien el Gobierno en ocuparse de estos, y otros, problemas concretos de la gente, y sincerar el debate electoral.
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