El error cometido por el titular del Plan Belgrano, el tucumano José Cano, al publicar <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/250100/el-gobierno-confundio-misiones-con-tucuman-en-un-aviso-del-plan-belg.html">un aviso en los diarios de su provincia exaltando los trabajos que se estaban haciendo en “la Localidad tucumana de El Zaimán, donde viven 1.200 familias”</a>, reveló algo más que la gestión deficiente de un político provincial devenido en responsable de un mega plan de inversiones de nivel histórico, según sus promotores. A esta altura es evidente, respecto al Plan Belgrano, que se suple con una amalgama de inversiones ya anunciadas, o realizadas a medias, y con futuros proyectos de infraestructura denominada “reparación histórica” anunciada para las provincias del Norte argentino, entre ellas Misiones. Se les prometió alcanzar un ideal estado de “pobreza cero”, pero en la práctica el Gobierno nacional les recorta contínuamente programas sociales y laborales. Los desmanejos con jubilaciones y pensiones por invalidez y la discontinuidad de envíos del FET a los tabacaleros misioneros, son ejemplos extremos de una política de exclusión y ajuste que se oculta detrás del anuncio de eliminación de la pobreza del gobierno nacional. Este discurso desapegado de la gente y de los sectores productivos y económicos más postergados, se sostiene sacrificando el rigor, y la exactitud, en el manejo de la información.Un reciente estudio dado a conocer por el ministro de Trabajo Jorge Triaca, asegurando que Misiones y La Pampa lideran el grupo de provincias en las que “los sueldos públicos son más altos que los privados”. La generalización saca de contexto el problema real de la gran mayoría de los empleados públicos misioneros, que cobran salarios precarizados ubicados entre los más bajos del país. No es la primera vez, además, que el ministro Triaca, abanderado de la cuestionada “flexibilización laboral”, difunde información sesgada preparando el terreno para un ajuste en el sector público de las provincias. Dado este cuadro de inconsistencias, es preciso atender a los “errores” en el discurso oficial, ya que casi siempre no son tales.
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