Los vecinos del barrio San Miguel de esta localidad reclaman el arreglo de sus caminos. Mandaron más de diez notas en los últimos tres años, al Concejo Deliberante y el Ejecutivo Municipal. Las cunetas tienen más de 30 centímetros y un arroyo cruza una de las calles que no tiene alcantarilla. Los chicos pasan por allí para ir a la escuela. Por ello, advierten que si en los próximos días no arreglan, van a salir a manifestarse a las rutas.En diciembre del año pasado las máquinas llegaron y repararon los caminos de otros barrios, pero no entraron al suyo. El barrio San Miguel nació en una zona de tierra fiscal detrás del barrio Tarumá allá por la segunda mitad de la década de 1990. Desde entonces el barrio está descuidado y sus habitantes tienen que arreglarse como pueden para salir de sus casas. Hicieron reiterados reclamos en la Municipalidad y el Concejo Deliberante, pero no encuentran la solución.La bronca de sus habitantes es que el año pasado, el 7 de diciembre, las máquinas de la Municipalidad estuvieron reparando y entoscando las calles de los barrios aledaños, pero dejaron para volver el 14 de ese mismo mes, y hasta ahora no lo hicieron.Lo curioso de este drama que viven los vecinos del barrio San Miguel es que enviaron numerosas notas pidiendo el arreglo de los caminos del barrio tanto al Concejo Deliberante, como también al Ejecutivo municipal. Sin embargo, el cuerpo deliberativo archivó un informe del Ejecutivo municipal donde manifestaba que ese barrio fue arreglado en su totalidad el año pasado, sin que ningún edil acudiera a corroborar si era cierto lo que decía en la nota la secretaria general de la Comuna, Clara Acuña.Con desilusión, los vecinos muestran las calles del barrio y señalan hasta dónde llegaron las máquinas municipales: hasta los barrios Unidos, Las Quintas y San Cayetano, dejando a la deriva al suyo y al barrio Provincia, que está más adelante que el San Miguel. Uno de los vecinos más antiguos del barrio, José Padilla, dijo que la calle frente a su casa y otras más al fondo no fueron arregladas después de su apertura en 1995. “Esta calle fue abierta por la máquina de la Municipalidad y después de eso nunca fue reparada. Somos nosotros los que tenemos que cavar con pala en la barranca si queremos tapar las cunetas”. Las calles muestran el abandono porque son angostas y las cunetas tienen una profundidad de hasta 40 centímetros de profundidad.Los moradores del barrio aseguran que los remises y taxis no quieren entrar al barrio porque rompen los autos. Antonio Argolo manifestó que, en todo caso, “si se arriesgan a entrar, nos cobran más caro”.Fue el mismo vecino el que mostró fotos que tiene en su celular de cómo frente a su casa los autos y camiones caen a las cunetas y no pueden pasar un pequeño arroyo que cruza la calle y tiene más de 30 centímetros de profundidad. Por esa misma calle cruzan por día más de 50 chicos que van a la Escuela 207 del barrio Tarumá y, para no mojarse los pies, cruzan por una tabla que hace de puente. Pero el problema está cuando llueve mucho, ya que -según el vecino- “el arroyo se agranda y es imposible que un niño cruce. Debe volver y pasar por el camino de atrás, para eso tiene que hacer más de 500 metros”.Finalmente, volvieron a reiterar sus intención de salir a las rutas a reclamar si no hay una solución. Fotos: Gentileza Félix Luz
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