“Reflejos en colores del alma” es el nombre que Bernardo Neumann escogió para la muestra que abrió hoy, en el Museo de Bellas Artes Lucas Braulio Areco, Rivadavia 1846. Exposición para la que, como en cada oportunidad, el artista puso todo de sí, pero esta vez con un mensaje diferente, el pedido (a gritos) de toma de conciencia como sociedad, como partícipes de un todo que se pierde en egoísmos, en banalidades.En una charla íntima y “con el corazón en la mano”, Neumann dijo a PRIMERA EDICIÓN que el encuentro con el público esta vez tendrá “una connotación un poco diferente, si bien estarán mis cuadros tradicionales, en esta oportunidad los sentimientos van a estar mucho más exacerbados, fueron más provocados por un hecho que para algunos tal vez es algo muy banal, muy nada, pero quienes somos sensibles lo trasladamos también a otra esfera. Hace días, mi perro, que como toda mascota tiene su historia particular, iba paseando con la cuerdita, como corresponde, salió un pitbull y lo destrozó. En primer lugar me arrancó llanto, luego desesperación y me motivó a hacer una instalación, muy desgarradora, que no tiene otra intención más que movilizar y llamar la atención, detenernos a ver qué nos está pasando como sociedad”.“Estamos transitando una situación muy difícil de comprender, entiendo que los tiempos han cambiado, pero la insensibilidad, la irresponsabilidad, la prepotencia es el común denominador de la mayoría”, entendió.“Desde el momento en que la respuesta fue ’es solamente un perro, los animales se matan, es la ley del más fuerte’” el desinterés se replica, sin embargo “no es así, no es la culpa del animal, porque es un armado genético destinado a luchar y matar, ve algo que se mueve y es una presa; y es la irresponsabilidad de las personas que lo tienen también me describe el perfil de alguien”, sostuvo.E hizo hincapié en que muy cerca está el Instituto Jesús Niño, “qué pasa si dos chicos pasan corriendo, gritando, jugando. Podemos caer tan bajo”, se preguntó y respondió; “En esta oportunidad fue mi perro y me parte el alma”. Ese sentimiento “lo cargo en esta instalación, pero también quiero ir un poco más allá, somos testigos que en la costanera, por ejemplo, vemos pasear a la gente con perros grandes, sin las más mínimas medidas de seguridad. Las imágenes, las fotos que publiqué en Facebook tuvieron mucha repercusión y de todos los colores, eso también nos pinta un panorama de cómo estamos viviendo, alguien dijo ‘dejate de jorobar y ponete a hacer cosas útiles’, y agradezco ese comentario, porque hice algo útil, lo movilicé, de otra manera tal vez hubiera sido nada”, apuntó.Responsabilidad social“Personalmente le tengo mucho miedo a los prepotentes y a los insensibles, en estos momentos estamos inmersos en un mundo que no entiendo, algo tiene que pasar después de todo este caos, los artistas, los creativos tenemos las herramientas para movilizar; entonces esta muestra, este ‘homenaje’, o como fuere, apunta es sacudir conciencias, lo que está no es jamás la foto del pobre animal, ni un resto óseo, es plástico derretido, esponja sintética, color y su cuerdita, que ya no va a usar más, son elementos físicos, todo lo demás queda en la imaginación, en el espectador, que va a ser quien va a agregar todos los sentidos y elementos que movilizan o no, rechazo o aceptación, todo en un contexto muy amplio, en el cual estoy tan sensibilizado, porque fue mi amiguito, pero qué pasa con aquel que perdió un hijo; a una amiga, porque fue arrollada por alguien que conducía un auto a 200 kilómetros por hora, aquellos que perdieron a sus familiares porque algún inconsciente se los llevó por delante y no hay ningún respaldo jurídico, no hay nada, no hay lamentación, nada que realmente prevea las cosas”, cuestionó el artista.“Por qué tenemos que estar siempre detrás, cuando una criatura termine despedazada vamos a decir también ‘fue un niño nomás’, ¿a eso nos lleva esto? La sociedad está realmente en una crisis muy seria, nos estamos preocupando por cosas en las que tal vez los noticieros están muy inmersos pero en la cotidianeidad, en reglamentar lo que a nosotros nos hace verdaderamente como sociedad, lo chiquito, que se cuide el tránsito, que las leyes se apliquen, es todo muy laxo, entonces pasan estas cosas”, subrayó.Y adelantó que el público se encontrará con todo un recorrido “que va a mostrar una faceta en la que por ahí no se me conoce. Aquí parto de un cuadro que me acompaña desde hace mucho tiempo, que tiene mucho sentimiento, un collage, un autorretrato de cómo me imagino cuando viejo, con una cantidad de símbolos, una silla vacía, que para mí significa aquellos seres que amé y ya no me acompañan; la paz que tiene esa persona, tal como quiero partir”.Para continuar con “una técnica diferente, con la que vengo jugando e investigando desde hace cinco años y que pasa por distintas capas superpuestas de colores, con distintos materiales, que son para pintar, otros no, elaborada y ejecutada con mucho sentimiento”, añadió.“El resumen, el planteo general que hago de todo esto, es que para el pintor, cuando está maduro, experimentado, no importa la técnica que utiliza, porque la adquirió después de todo un camino, fruto de trabajo, de realizaciones, importa lo que puede decir, quiere decir y que llegue; transmitir sentimientos, sensibilizar, movilizar, es una herramienta que tenemos los creativos y no solamente a través de la pintura, a mí Dios me bendijo con esta herramienta pero también, por otro lado, me dio la sensibilidad. No puedo concebir que haya tanta libertad, tanta laxitud en tantas cosas, tanta irresponsabilidad, con el arte quiero logar ir más a fondo. A qué nos está pasando como sociedad; por qué estamos en un callejón de esta naturaleza; qué nos está faltando”, remarcó el pintor e insistió “por qué hay tanta desidia, por qué actuar después que ocurren los hechos”.
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