Señora Directora: Conozco de muchos años a los investigadores del Ceiba (Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico Interior), del Proyecto Yaguareté y también a los técnicos de la Fundación Vida Silvestre Argentina. Excelentes profesionales, personas honestas y comprometidas. Los felicito por el logro que es compartido por quienes, como guardaparques, también protegemos la selva desde adentro, a pesar de no tener una ley que nos proteja, escaso equipamiento, etc. Digamos, para sintetizar, que carecemos de condiciones legales y operativas adecuadas para ejercer la función de control y vigilancia minimizando riegos laborales, entre otras acciones que se suman a la de tantos ciudadanos que aman la naturaleza y aportan su granito de arena.Los felicito nuevamente, mientras intento contenerme y no lo logro, y se que ustedes tampoco, para no mencionar lo que esta pasando con la selva en términos que exceden al propio yaguareté.Hay más yaguaretés y menos selvas, parece. No discuto lo primero (repito que conozco y valoro enormemente los científicos que trabajan en este proyecto), pero es indiscutible lo segundo por razones basadas en argumentos técnicos, tales como imágenes satelitales, papers, etc., o las noticias recurrentes de desmontes ilegales o camiones con material forestal nativo ilegal, conocidas y/o denunciadas también por las mismas organizaciones no gubernamentales ambientalistas. Una simple recorrida por las rutas provinciales basta para observar los rozados en zonas prohibidas como bordes de arroyos o zonas con pendientes pronunciadas, triste paisaje de la falta de políticas ambientales, o como dice mi amigo Rulo Bregagnolo, políticas de descontrol ambiental.Siento la necesidad entonces de felicitar profundamente por sobre todas las personas mencionadas y organizaciones, a la propia especie; el yaguareté, que sobrevive a pesar del enorme deterioro de su ambiente, desmontes, caza furtiva, ríos y arroyos que corren contaminados por el uso de agrotóxicos, conductas humanas irresponsables como el manejo a altas velocidades en rutas a pesar de las normativas, y una lista triste e interminable de acciones, y acá entramos todos, que la especie humana realiza en pos de un desarrollo que atenta contra la propia especie humana, valga la redundancia. La especie, el yaguareté, lucha por sobrevivir, sendero que recorreremos nosotros mismos si no hacemos algo para cambiar esta realidad.
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