La necesidad de una reforma que introduzca equidad en el reparto de la carga tributaria, y progresividad y transparencia en la estructura impositiva viene siendo planteada desde hace décadas; el paso del tiempo no hace más que confirmar la urgencia de contar con una plataforma impositiva que, sin desfinanciar al Estado, no ahogue al contribuyente. Es sabido que ya en la campaña electoral de Néstor Kirchner, este objetivo ocupaba un lugar relevante, como también que una década no le alcanzó al kirchnerismo para concretar la prometida reforma. Como ocurre con la Ley de Coparticipación Federal, también desvirtuada por décadas de políticas vacilantes y sesgadas por las tensiones Nación-Provincias, la promesa verbal y electoralista es más que difícil de cumplir una vez que se es Gobierno. Esto sucede por la complejidad inherente a estas reformas que son vitales para el funcionamiento del Estado y al mismo tiempo para la sociedad en general. Pero, para avanzar en una dirección acorde al tamaño del desafío, que en cuanto a la estructura tributaria regresiva actual supone sentar las bases para un proyecto de país sostenible a largo plazo, es necesario contar con algo más que un arsenal técnico o ideológico. Se necesita una dirigencia capaz de dar una respuesta desde una visión amplia y aglutinadora de la realidad social y económica del país; y eso no se logra con la mera repetición de recetas macroeconómicas, sino con idoneidad técnica, pero también amplitud de miradas para el logro de los objetivos. Recientemente, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció que “en las próximas semanas” estará en condiciones de presentar al presidente Macri el proyecto de reforma fiscal en que viene trabajando. El anuncio, tal como se plantea, no es más que una expresión de deseos y, a lo sumo, un puntapié inicial para un arduo debate. Dujovne festejó que el proyecto se trataría después de las elecciones, sin embargo es más que sugestivo que se apure la presentación en plena temporada electoral. “Mejor que decir es hacer, mejor que prometer…”, se dijo alguna vez.
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