Estaba repasando tus sabios consejos sobre alimentación en los hermosos libros que publicaste, cuando recibí la noticia de que el 26 de mayo partiste de entre nosotros. Entonces recordé que en 1986, siendo ya un prestigioso periodista, le hiciste un reportaje a Mataji Indra Devi, sin imaginar el amistoso llamado que la Maestra te haría después para invitarte a cursar el Instructorado de Yoga, justo cuando te aquejaban varios problemas de salud relacionados con el estrés profesional y el hábito de fumar desde la adolescencia, luego de una recomendación médica muy especial y mientras te estaba tratando un excelente acupuntor. Así comenzó el necesario y hermoso cambio que debiste hacer en tu intensa historia. Recordemos que desde 1966 fuiste el primer conductor de Telenoche junto a Mónica; como corresponsal debiste cubrir la guerra de Vietnam en 1967; en 1968 te tocó el Mayo Francés; en mayo de 1969 el Cordobazo y… el 20 de julio de ese año la transmisión del primer alunizaje! ¡Era mucho, Andrés! Y encima, luego de conducir otros programas decidiste hacer cine, telenovelas, teatro y otras cosas más. En fin… ¡recibiste cinco premios Martín Fierro!Sin embargo, de la mano de Mataji descubriste el Yoga como camino de sanación integral, como método de liberación y como manera de vivir. Y viajaste a India y a otros lugares más para perfeccionarte, comprobando que “los conocimientos de Oriente y Occidente no son opuestos ni inconciliables, sino que pueden enriquecerse mutuamente frente a una mirada despojada de prejuicios, de miedo, de soberbia…” Pero también comprendiste que debías armar un sistema para nosotros acá, para nuestra forma de vida, para nuestras tensiones características, en procura de la flexibilidad corporal y mental que nos ayude a desprogramar malos hábitos, mejorar la salud, disminuir la dispersión mental y aumentar la capacidad de concentración; a conocernos a nosotros mismos en profundidad y encontrar lo más genuino de nuestro ser, porque “los condicionamientos asfixian nuestro Yo profundo hasta que enferma o requiere pastillas, comida, cigarrillos, alcohol…” y así andamos fragmentados y superficiales, en lugar de “sumar nuestros conocimientos sin contraposición, integrados con una mirada totalizadora”.Entonces creaste tu Instituto de Yoga Contemporáneo en Buenos Aires, diste clases, difundiste la práctica por TV y nos dejaste estos preciosos libros: Manual de Yoga Contemporáneo, ed. Ameghino, Bs.As. 1997; Recuperar el Paraíso, El Yoga de las Cuatro Estaciones y Quien Es Feliz Tiene Razón, ed. Norma Bs. As. 1999, 2001 y 2004 respectivamente.En 2010 te detectaron cáncer de pulmón y comenzaste los tratamientos. Pero continuaste tu tarea instándonos a practicar asiduamente, sostener la alimentación inteligente y apoyarnos enteramente en el aquí y ahora, sin pasado con reproches, sin futuro con preocupaciones, viviendo plenamente “el instante presente donde se concentra la eternidad”. ¡Hasta siempre, Andrés! Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]
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