La crisis política que está atravesando Brasil –producto de una investigación judicial sobre corrupción que afecta al propio presidente Michel Temer– provocó una violenta devaluación del real del orden del 7,5% que fue parcialmente acompañada por una depreciación del peso argentino del 2,6%.La devaluación brasileña provocó una caída importante del valor de los contratos de soja en el mercado de Chicago (CME Group) al mejorar notablemente la competitividad de las exportaciones brasileñas de soja frente a las colocaciones estadounidenses. Ese efecto bajista, si bien se trasladó al mercado argentino, fue compensado por el ajuste del tipo de cambio local.En lo que respecta al negocio cárnico, si bien el ajuste del tipo de cambio argentino contribuye a mejorar la renta de los exportadores de cortes bovinos, la misma probablemente no logrará compensar el abultado margen de competitividad alcanzado por los frigoríficos brasileños gracias a la súper devaluación del real. Eso implica que, en aquellos mercados en los cuales ambas naciones sudamericanas compiten con productos similares –como es el caso de China– los brasileños podrían restar cuota de mercado a sus pares argentos.La devaluación brasileña además encarece las importaciones. Y los alimentos argentinos que son colocados en ese mercado vecino deben resignar precio para intentar mantener cuota de mercado. O eventualmente afrontar menores órdenes de compra.Los sectores más comprometidos son la levadura con ventas a Brasil en el primer trimestre de 2017 equivalentes al 86% del volumen total exportado en el período, según datos oficiales de Senasa, seguido por ajos y pasas de uvas (75%), uvas frescas (65%), arvejas (35%), ciruelas (29%), poroto Alubia (28%) y peras (23%).En enero-febrero de este año Brasil además es el principal comprador de quesos y lactosuero argentino con el 32% y 31%, respectivamente, del volumen total exportado en el período.Argentina podrá volver a exportar nuevamente naranjas, mandarinas, pomelos y limones a Brasil gracias a que se logró reabrir ese mercado que se encontraba cerrado desde 2009, según informó la semana pasada el Ministerio de Agroindustria de la Nación.Las exportaciones industriales serán las más afectadas, ya que un 34% de las ventas externas de ese sector se dirige a Brasil. Según datos del Indec, en 2016 fueron u$s 5664 millones sobre u$s 16.762 millones.Frente a esto, Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma, analizó: "No hay margen por ningún lado para atajarse del impacto que pueda tener esto en materia de actividad. El tipo de cambio flexible, por lo menos, absorbe la turbulencia en el corto plazo".Ramiro Castiñeira, de Econométrica, coincidió. "Ante factores exógenos hay que prepararse previamente, no se puede hacer nada ahora. Las giras del Gobierno van en ese camino, son un grito desesperado de voluntad de abrirse al mundo".
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