Señora Directora: Tras las intensas lluvias, llegaron los fríos. Aunque, según el pronosticadores del tiempo, las primeras volverán a repetirse esta semana de la manera copiosa de las últimas.Esa mezcla de frío e intensas lluvias constituyen un componente peligroso para la salud de las personas y, más aún, aquellas a quienes castiga la pobreza y en las que también los vientos y las lluvias suelen sumarle cientos de prejuicios materiales por anegamientos o pérdida de sus viviendas.Esos y otros son los efectos de un cambio climático que se agudiza y sobre el que, desgraciadamente, se habla mucho, pero se hace poco. Desde los gobiernos y grandes empresas que apuntan a los logros inmediatos sin medir lo futuro y desde lo personal cuando se derrocha o no se toman algunas precauciones menores para contribuir a la corrección de ese cambio. Ello es así, aun cuando haya muchos que piensen que su pequeña contribución en nada servirá para mejorar ese panorama o empeorarlo, según el caso.Si bien los gases tóxicos de las chimeneas y los automóviles, los desechos industriales o la deforestación, solo para nombrar los más conocidos, producen muchísimo más daño que el abuso de artículos desechables, venenos para insectos o detergentes estos últimos en el uso doméstico son tan peligrosos como los primeros. En eso debemos ser todos conscientes del impacto negativo que tienen sobre la naturaleza y reducir su uso al mínimo indispensable, si es que no hay forma de sustituirlos por otros productos menos dañinos.Es una responsabilidad que debemos enseñarla a nuestros hijos y, fundamentalmente, asumirlas nosotros mismos dando ele ejemplo.
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