Ubicada en el nordeste de Francia, es una de las regiones más bellas e interesantes del continente europeo.Efectivamente, éste es un destino que no defrauda ni en lo más mínimo y donde es posible comprobar que los pueblos de cuento existen de verdad.Una de las rutas turísticas más antiguas de Francia es la Ruta del Vino, más de 100 kilómetros de sabrosas sorpresas a través de encuentros con viticultores; arquitectónicas a través de un centenar de áreas vitivinícolas y, finalmente, naturaleza con paisajes maravillosos, paleta de los más variados colores. Ideal para visitarla en cualquier estación del año.La aventura puede comenzar por ejemplo en la región de Wissembourg hasta el extremo norte de Alsacia, ruta que lo guiará a través de pueblos llenos de tradiciones particularmente bien conservadas: casas de entramado de madera (siglos XVIII y XIX), disfraces, folclore y dialectos que aún se hablan. No se olvide de tomarse tiempo para descansar en una de las numerosas bodegas.Son varios los pueblos que componen esta ruta, pero por cuestiones de espacio nombraremos algunos de ellos, no sin antes aclarar que absolutamente todos tienen su magia y encanto. Así que ¡bon voyage!ColmarRealmente no es un pueblo, sino que es una ciudad. Junto con Estrasburgo son las ciudades principales de Alsacia. Todas y cada una de las calles de esta ciudad parecen de cuento. A cada paso un rincón inesperado. Cada pequeño detalle aún más sorprendente que el anterior. Hasta que se llega a la Petit Venice y el asombro deja boquiabierto hasta al viajero más experimentado. Coqueta, colorida y pintoresca es única en su tipo. EguisheimConsiderado como uno de los pueblos más bellos de Francia, además de tener las típicas casas coloridas tan características de toda esta región, este pueblo tiene una característica muy curiosa: es circular. La plaza está en el centro, pero luego todas las calles de alrededor giran en torno a ella. Un detalle curioso es que al caminar parece que se está entrando en una especie de laberinto circular.KaysersbergOtra de las joyas, éste un pueblo medieval bañado por el río Weiss, con casas pintorescas, típicas de la zona con entramados de madera, situadas en preciosas calles estrechas y adoquinadas. Las casas parecen sacadas de un cuento clásico, como Hansel y Gretel.Lo ideal para recorrer la zona es dejarse llevar por la belleza de sus paisajes, la calidez de su gente y los aromas de sus platos típicos y vinos exquisitos. Una región que más que turismo nos invita a soñar con la magia.Fluidez en cámara lentaTurckheim, pequeño pueblo de tranquilas calles, donde la vida parece fluir a cámara lenta, están llenas de casitas entrañables con entramados de madera y adornos florales característicos de la zona. También tiene murallas medievales bien conservadas y varias puertas de entrada a la ciudad que justifican un paseo por el pueblo.Estrasburgo, una joya en el caminoCiudad famosa por sus edificios excepcionales. La ciudad vieja, inscrita en el patrimonio mundial de la Unesco, ha conservado numerosos testimonios de su pasado, sobre todo de la época medieval y renacentista.Pintoresca y romántica a pedir de boca, uno de sus barrios más destacados es la Pequeña Francia. Antiguo barrio de los curtidores, los molineros y los pescadores. Los grandes tejados puntiagudos de las casas que aquí se levantan servían antiguamente para secar las pieles. Las encantadoras orillas del Ill, así como las callejuelas peatonales permiten descubrir bonitas casas y disfrutar de unos momentos verdaderamente agradables.
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