Señora Directora: Pocas veces se da que un gobierno toma una decisión trascendental referida al Poder Judicial y en este caso se trata de la nominación de la Dra. Liliana Elizabeth Picazo Rodríguez al cargo de Ministra del Superior Tribunal de Justicia de Misiones, lugar al que tendría que haber llegado hace tiempo, dada su capacidad y ejemplar conducta al frente de la Fiscalía.Cumplir una función jerárquica específica en el ámbito judicial no es algo sencillo, tampoco fácil para quien debe demostrar cualidades ejemplificadoras y condiciones morales ante una sociedad bastante complicada y, a la vez, exigente, la cual demuestra un sin fin de comportamientos que muchas veces se deben resolver en forma ecuánime.La Dra. Picazo comenzó como personal administrativo “cosiendo expedientes”, según sus propios dichos y su dedicación y esmero la fueron llevando por el camino que luego le dieran la posibilidad de ser fiscal, función que cumplió acabadamente y sin cuestionamientos que la expusieran ante la sociedad.Humildad, honestidad y capacidad en su larga trayectoria en la Justicia, fueron quizás las condiciones suficientes para que se considere su postulación a un cargo tan importante, que sin lugar a dudas será en beneficio de todos los misioneros.La Provincia necesita avanzar en una jurisdicción que es muy especial por lo que significa y que atañe a todos sus habitantes, permitiendo así elevar su jerarquía para demostrar el equilibrio que representa su símbolo identificatorio.Creo que hay un consenso generalizado y el mejor de los deseos de éxito para quien ha demostrado ser merecedora del reemplazo de un funcionario reconocido como lo fue en vida, el Dr. Manuel Márquez Palacios en el Poder Judicial misionero.
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