El sistema nervioso autónomo del ser humano posee dos mecanismos: el sistema nervioso simpático y el parasimpático. El primero es el responsable del aumento de la actividad del organismo en situaciones de estrés; mientras que el segundo controla la relajación para que el cuerpo todo pueda hallar su equilibrio. Dichos sistemas funcionan alternadamente.En estos tiempos de tanta actividad y frenesí, ¿de qué manera podemos activar el sistema nervioso parasimpático para lograr un poco de calma?Reconocer el propio estado de nerviosismoAnte una situación estresante, no sirve de nada negar el miedo; tampoco tener una respuesta emocional infantil. Una actitud madura consistiría en decir: “Estoy nervioso pero tengo que pensar cuál es el problema y resolverlo”. Solo cuando uno acepta sus emociones, logra relajarse (y activar el sistema parasimpático) para elaborar una posible solución.Ser conscientes de que el estrés no resuelve los problemasPara mantener el equilibrio y darnos cuenta de que escapando no se resuelve un problema, necesitamos enfocarnos en la solución y no permitir que el estrés nos supere. La experiencia y el aplomo son la clave para un correcto desempeño en profesiones como las de piloto de avión, cirujano o deportista. Así como todos ellos deben recordar cuál es su rol a desempeñar, nosotros también debemos saber que somos los encargados de que nuestra vida cumpla su propósito.Utilizar la racionalidad para detectar un problemaSupongamos que una persona entra en un negocio a comprar ropa y comienza a gritarle a la empleada. ¿Qué puede hacer ella ante semejante situación? No debería enfocarse en la emoción, sino preguntarse cuál es el problema. Entonces podrá decirle al cliente: “Señor, no se preocupe, le cambiamos la prenda pero no me grite”. De esta manera, estaría apuntando al verdadero problema sin darle lugar a su propia emocionalidad frente a los gritos de la otra persona.Cuatro son las crisis que todos necesitamos aprender a superar:1. Crisis evolutivas. Las presiones normales del paso del tiempo: cambiar de escuela, ponerse de novio, casarse, tener un hijo, etc. Para enfrentarlas hay que tener flexibilidad y transformarlas en crecimiento. Cada etapa tiene su encanto.2. Crisis accidentales. Los acontecimientos inesperados que tienen lugar por fuerzas externas a nosotros: mudanzas, enfermedades, accidentes, etc. Es un error intentar encontrar un culpable. Lo mejor es hacer algo al respecto y armar redes afectivas que nos sostengan.3. Crisis estructurales. Las situaciones producidas por nuestro propio carácter: ser despedido del trabajo por cometer una falta grave, por ejemplo. Esto solo puede resolverse con introspección.4. Crisis de cuidado. Ocurren cuando se debe cuidar a un miembro de la familia por enfermedad o ancianidad. Aquí es menester ocuparse del “cuidador” y generar un espacio de distracción que lo mantenga sano y fuerte.Toda crisis viene a tu vida para enseñarte algo y fortalecerte, razón por la cual no deberías huir de ella sino sacarle el máximo provecho y aprender así a poder vivir cada día un poquito mejor.Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a [email protected] StamateasLicenciado en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.
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