Hacer este Ejercicio cuando estamos muy pasados de nervios, enojo, ira, angustia o tristeza. Nos trae alivio inmediato.Siéntate relajadamente.Respira hondo dos o tres veces.Toma conciencia de tu estado espiritual, olvidando por completo aquello que hay en tu mente.Visualiza a tu ángel de la guarda, con el aspecto que tu quieras. Él tiene la forma que tú le des.Te está invitando a dar un paseo y decides acompañarlo confiado. Nunca has sentido tanta confianza como hasta ahora, a su lado.Él te lleva por senderos mágicos llenos de frondosa naturaleza mientras susurra que deben encontrar a un animal herido y rescatarlo de sus heridas.Avanzan llenos de agilidad hasta encontrar lo que buscan. Allí está. Es un ejemplar único en su especie. Lleno de esplendor, pero herido. Te acercas a él, lo miras amorosamente a los ojos y le transmites calma. Estas ahí para ayudarlo. Lo revisas a lo largo y ancho de todo su cuerpo.Encuentras la herida que lo desangra o le produce terrible dolor. Apoyas tus manos sobre ella y sientes profundo amor y compasión.Jamás has sentido tanto amorMientras experimentas esa energía incondicional y suprema la herida del animal comienza a cerrarse desde adentro. Todos sus tejidos se purifican y se entrelazan recuperando vitalidad, fuerza y unidad.Ahora él está sano. Se siente alegre, vital y tranquilo.Se regocija dándote gracias.No hay nada que agradecer. El amor no se agradece: se ama y ya.Lo abrazas y le das más dosis de esa fuerza poderosa llamada amor.Entonces el animal se retira adentrándose por completo a su hábitat listo para superar cualquier obstáculo y disfrutar del curso de la vida.La naturaleza es sabia. Él solo necesitaba amor.Ahora vuelves lleno de paz y satisfacción junto a tu ángel que en todo momento te estuvo acompañando. Y juntos abren lentamente los ojos mientras te reincorporas a tu cuerpo. Aunque no lo veas ahora, sabes que aún esta ahí.Sonríes.Tu alma está en paz.
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