Josefina es una espléndida mujer de 52 años, con una elegancia innata. Entra al consultorio y me comenta sus molestias digestivas de larga data: sensación de plenitud gástrica y cefaleas constantes. Cansancio y ahora, mareos cada vez más frecuentes. Su vida tuvo un giro importante al irse su segundo hijo a la facultad. Empezó a disfrutar de esta nueva etapa y ahora podía realizar cosas de ella que tenía postergadas como ir al gimnasio y disfrutar de otros espacios con amigas. El problema residía en sus malestares que se acrecentaban. Reconoció tener gastritis “desde siempre, pero a veces tomo algún antiácido y ya está”. Reiteró que “ese no es mi problema, el problema es la fatiga”. Sus hábitos alimenticios eran en los horarios adecuados: matutinos, un café con dos galletitas y queso untable; al mediodía comía variado y de noche algo que quedó del mediodía. No contabilizaba lo que comía, pero mencionó que “me cuido siempre y como sano, no como más de una vez a la semana carnes rojas, porque cualquier cosa me hace mal. Consumo más pollo con alguna ensalada, legumbres no las digiero. Charlamos en general y me contó sobre su fragilidad y caída del cabello. Bromeó incluso sobre el tema: “me estoy por quedar pelada”. Al realizar los exámenes hice hincapié en el perfil Hierro porque sospechaba de un grado de anemia. Corroboré una anemia leve, pero con glóbulos blancos y otros niveles de minerales alterados. Sugerí la interconsulta con un gastroenterólogo, ya que le expliqué las conexiones de la anemia con el antecedente de gastritis crónica y la posibilidad que haya una bacteria que se debía tratar antes de realizar cualquier otra sugerencia. El informe del especialista confirmó mis sospechas. Realizamos tratamientos depurativos higiénico-dietéticos, con alimentos acordes y suplementos vía oral, donde se intenta variar el PH del estómago para desalojar la bacteria, más el uso de antibióticos afines, sumamos los depurativos y revitalizadores por vía endovenosa semanales y a los tres meses nuestra paciente era otra. Tratamos el problema capilar y de la bacteria HELICOBACTER PYLORI que además de provocar un déficit de folatos, vitamina B, también es considerada precancerígena. Los déficit ocultos de vitaminas como la B acarrean síntomas como alteraciones del sistema nervioso, anemia y la caída del cabello. Que tengan un feliz y bendecido domingo.ColaboraMarcela CampiasMédica. Clínica.Especialista en Medicina Orthomolecular. CIMOEn FacebookAv. Tambor de Tacuarí 3328Watsap 376413607.
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