Se teme por la desaparición de unas 140 especies autóctonas (entre aves, peces, carpinchos y nutrias de río) que se relacionaban en la reserva Itá y que están siendo seriamente afectadas por la situación hidrológica del Paraná. La pequeña reserva constituye en sí un importante sitio de hibernación de aves de pastizal e inclusive (pese a todas las complicaciones del caso, principalmente por la descarga de líquidos cloacales en su cauce), alberga unas 140 diferentes formas de vida, cuyo ecosistema fue alterado seriamente tras las complicaciones en la represa Yacyretá, que abrió sus compuertas para la reparación de los deslizamientos que ocurrieron en el talud del muro. Mientras que -por un lado- no se sabe si los animales que pudieron migrar volverán pronto, y por otro, ya hubo mortandad de bichitos en relación directa con el agua. En tanto, la mesa de gestión de cuenca del arroyo Itá no se manifestó al respecto. Pastizales en peligro“Las pequeñas reservas urbanas que subsisten en la zona sur están en pésimas condiciones, esa es la realidad. Como último refugio nos queda el campo San Juan. Lo ideal sería crear una nueva reserva, por ejemplo en la zona de San Javier. Yendo por el lado de San José hacia Oberá, en amplias zonas de la ruta 14, hay un ambiente de campo muy lindo y bastante conservado aún, donde sería interesante crear una reserva porque serán áreas de pastizales y campo donde se alberga una de las mayores áreas de biodiversidad en el mundo”. Quien habla es el ambientalista Amado Martínez quien se mostró crítico sobre el estado de la reserva y pidió acciones concretas de preservación de la biodiversidad del Sur provincial.De todas maneras, Martinez puso en duda que las condiciones de vida animal sigan siendo aptas en el mediano plazo, a causa de las aguas contaminadas y estancadas. Fragilidad“Lamentablemente es muy frágil el equilibrio natural en ese lugar. El Día del Trabajador me llamaron por el estado de un pájaro que frecuenta esas aguas que se encontraba en muy mal estado. Todo el entorno está mal allí”, opinó Amado Martinez quien forma parte de Yarará en Acción, un grupo de acción local para el rescate y la preservación de fauna autóctona de la región. “Sobre la reserva Itá siempre pensé y lo dije que necesitaba un tratamiento de fondo para que funcione como tal. Allí se debió haber hecho el tratamiento necesario y bloquear todas las plantas de tratamiento que vierten directo al arroyo, que es algo que nunca se hizo. Aguas arriba de la reserva hay un estancadero de residuos que arroja la gente, que encima como el nivel del Paraná está más alto, se quedan estancados, tanto en área del arroyo como en la zona de El Brete”, lamentó el ambientalista.
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