El joven paraguayo de 29 años, acusado de matar a su pareja, Paulina Portillo (26), de 31 puntazos, sabía lo que hacía. Eso al menos es lo que dictaminó una primera pericia psicológica realizada sobre el sospechoso, quien al decir de los forenses comprende y comprendía la criminalidad de sus actos cuando todo sucedió.El estudio fue realizado la semana pasada por profesionales del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial, según pudo saber PRIMERA?EDICIÓN?mediante sus fuentes.?Los especialistas no tuvieron dudas y ratificaron, entonces, que el apresado es imputable, razón por lo que el día de mañana puede ser declarado responsable de los actos por los que se encuentra actualmente tras las rejas.La cuestión guardaba relación con que vecinos del barrio Virgen de Itatí aseguraron que el joven les había dicho días antes del crimen que escuchaba voces que les decían que alguien iba a acabar con él y con su familia, al punto que incluso debió recurrir a algún tipo de auxilio “informal”.Así las cosas, en las últimas horas continuaba adelante la sustanciación del expediente por parte de la magistrada Nuria Allou, titular del Juzgado de Instrucción 2 de la Tercera Circunscripción Judicial, con asiento en Eldorado. En ese sentido, durante la semana última fueron recolectados aún más testimonios del barrio, así como la declaración de dos de los cuatro hijos de la pareja, quienes en Cámara Gesell contaron lo poco que pudieron ver del hecho, además de no brindar indicios que permitieran suponer que eran víctimas de algún tipo de abuso por parte del detenido, como las autoridades deslizaron en un principio.El caso que conmovió a la provincia y trascendió incluso a los medios nacionales se conoció el lunes 17 de abril alrededor de las 23, cuando los propios vecinos del barrio Virgen de Itatí, a dos mil metros de la avenida San Martín y a la altura del kilómetro 3, informaron a la Policía sobre la brutal agresión a la que era sometida Paulina.Ante el pedido de socorro de la víctima, los propios vecinos pusieron en fuga al presunto autor bajo una lluvia de piedras. Uniformados y testigos ingresaron a la vivienda y se toparon con el cuerpo de la joven mutilado a cuchillazos y machetazos. Los cuatro niños se encontraban encerrados en una habitación contigua.El concubino de la víctima fue apresado alrededor de las 23.30 sobre calle Bertoni y San Martín, en el acceso al barrio donde todo sucedió, gracias a que lo captaron las cámaras de seguridad de la zona. Minutos antes había escapado de los policías que lo buscaban en las inmediaciones.Vecinos de Itatí coincidieron ante los medios que Portillo era víctima de violencia de género, más allá de que por temor no había radicado nunca una denuncia ante las autoridades. La principal teoría apunta a que una nueva discusión de pareja iniciada por los celos del hombre derivó en el desenlace fatal.Horas después de ser apresado, ante la jueza Allou, el acusado se abstuvo de declarar y fue imputado por “homicidio doblemente calificado por femicidio y por la relación de convivencia”, figura que prevé la pena de prisión perpetua.La declaración en Cámara GesellDe los cuatro hijos de la pareja, de 3, 6, 8 y 9 años, los dos mayores declararon en las últimas horas en Cámara Gesell. Allí sostuvieron que no fueron testigos del crimen, ya que se encontraban en una habitación contigüa, con la puerta cerrada y sin luz artificial.Fuentes de la investigación le contaron a PRIMERA?EDICIÓN que los pequeños se encuentran seriamente afectados por lo que sucedió. No obstante, tanto de sus declaraciones como así del resto de las pruebas no surgieron indicios de que fueran víctimas de abuso o de una tentativa, tal como las autoridades habían deslizado en un principio.Por otra parte, el último viernes la Justicia de Familia finalmente le otorgó la guarda de los menores a la abuela materna.
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