Insúflame con tu alientoCuando pierda yo el míoilumíname con tu luzcuando las tinieblas no permitan distinguir tus trazos. Tápame los oídos a las melosas palabras del indigno. Cúbreme con tus brazoscuando atraviese las gélidas estepas del sentimiento humano. Dame tu ardiente amor que derrita los hielos que cubren su esencia,Y al llegar a ella bailemos gozosos danzas en tu honor. Alabemos tu nombre con fervoren el instante en que su concienciarealice el saber de que tu esencia y su esenciaes la misma que al Universo sustenta. Hola amigos! Hoy quise comenzar con esta poesía inspirativa y para comprender desde la ciencia cuál es la esencia que al Universo sustenta, me referiré a la afirmación de Max Planck (Nobel de física): “La materia no existe! Toda materia se origina y existe sólo en virtud de una fuerza que hace vibrar las partículas de un átomo y mantiene unido al más diminuto de los sistemas solares, el átomo… Tras esta fuerza hemos de suponer la existencia de una mente consciente e inteligente”. La mente es la matriz de toda materia. Esta afirmación está en correspondencia con el principio hermético que dice: “El todo es mente; el Universo es mental”.Si su esencia, que es la misma que la nuestra, son sus pensamientos y sentimientos, entonces es urgente que perfeccionemos los nuestros antes de que nos lleven a una autodestrucción. Si recuerdan el domingo pasado, parafraseando a Gandhi, dijimos: “Seamos la paz que queremos ver en el mundo”, ante los acontecimientos que estamos viviendo en el orden internacional. Es por eso que quise corroborar este concepto desde la ciencia. La física cuántica se inicia en el siglo pasado para poder explicar el comportamiento de partículas subatómicas y de galaxias distantes y desde ella surge el principio de incertidumbre de Heisenberg que dice: “Por la simple observación de una partícula o suceso, ya ésta o éste se ve afectado”.Los observadores somos nosotros, y puesto que la observación es una función mental, con lo que retornamos a ese magnifico don del pensamiento, y en el reside el poder, la fuerza del libre albedrío, que si Dios nos lo ha otorgado, es para que lo utilicemos, una vez que hayamos purificado nuestro pensar, para salvarnos a nosotros mismos y a nuestro planeta. Si a las partículas subatómicas el hombre las llamó cuántos y a los cuántos los definió como posibilidades, quiere decir que el destino del hombre está en sus manos, porque el control de las posibilidades está en el correcto manejo de sus decisiones. Es por esto que se dice que el hombre es la suma de sus decisiones. Concluyendo diré que si alcanzamos un número tal de hombres que eleven sus pensamientos, podemos constituirnos en la “masa crítica” (tema que desarrollaré en la próxima entrega) donde la sumatoria de nuestras decisiones puedan cambiar el rumbo de los acontecimientos mundiales e incluso atenuar los bruscos cambios que en la naturaleza ya han desatado las antiguas decisiones erróneas nuestras y de nuestros antepasados.Es nuestro deber como ciudadanos del mundo, no permitirnos un mal pensamiento, cualquiera sea su índole, sea personal o colectivo. Si hoy yo decido cambiar mi pensar, estoy cambiando el curso de la historia, porque las decisiones de hoy son los acontecimientos de mañana. Empecemos a pensar bien por conveniencia propia, porque mi mente puede hacer de mí el más infeliz de los mortales o elevarme a las más altas cumbres de salutífera felicidad. Hasta la próxima mis responsables ciudadanos del mundo. GracieColaboraGraciela del CarmenZaimakis de AbrahamEscritora
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