Un peón rural de 57 años fue condenado a 17 años de prisión después de confesar que violó durante 18 años a su hijastra en Oberá. Producto de esos abusos, la víctima dio a luz cinco niños, actualmente de 6, 10, 12, 14 y 16 años, según confirmaron luego las pruebas genéticas.El caso conmovió a la provincia y se conoció durante los últimos meses del año pasado, cuando la denunciante, actualmente de 30 años, resolvió romper el silencio y acabar con la pesadilla.Rodeado por los testimonios y por las pericias de ADN, el acusado finalmente confesó ser el autor de las violaciones, tras lo cual acordó un juicio abreviado en el que recibió 17 años de prisión. La pena hubiese sido aún mayor si llegaba a debate oral, tal como estaba previsto para los próximos días.“Abuso sexual reiterado con acceso carnal, agravado por encontrarse en cargo de la guarda”, fue la acusación del Ministerio Público. Según pudo saber PRIMERA?EDICIÓN, el acuerdo entre la fiscal Estela Maryx Salguero de Alarcón y la defensa ya fue homologado por los magistrados Francisco Aguirre, José Pablo Rivero y Amalia Avendaño, miembros del Tribunal Penal 1 de la Segunda Circunscripción Judicial, con asiento en Oberá.Un tormento que duró décadasDurante años, la historia de la joven fue un secreto guardado dentro de las cuatro paredes de una humilde vivienda ubicada en el barrio Villa Svea de Oberá. Producto de las amenazas del hombre, jamás se animó a romper el silencio por temor a que aquel sujeto que debía cuidarla acabara con su vida.Sin embargo, todo eso terminaría en septiembre de 2016, cuando resolvió presentarse en una dependencia policial y radicó la denuncia contra el ahora condenado. No obstante aquello, la “punta del ovillo” que permitió que el caso trascendiera tuvo lugar unos días antes, cuando una de las hijas que dio a luz producto de los abusos comenzó a desentrañar parte de lo que sucedía.La pequeña contó a una docente los hechos de violencia que ocurrían en su casa. Entonces se activaron los mecanismos de protección con asistentes sociales que entrevistaron a la madre, quien confirmó los abusos. Fue en ese momento cuando contó cada uno de los detalles que soportó sola durante tanto tiempo. Todo comenzó en 1998, cuando tenía trece años y quedó bajo la guarda de su padrastro. Desde ese momento, el depravado la golpeó, abusó de ella y la amenazó para que no contará una sola palabra de lo que sucedía.Dos años después, cuando tenía quince, quedó embarazada y dio a luz a su primer hijo, un varón que actualmente tiene 16. Las agresiones continuaron al igual que las violaciones, razón por la que dio a luz otros cuatro niños. La Justicia ordenó que los pequeños sean sometidos a estudios de ADN, cuyos resultados confirmaron lo que se temía: los cinco niños eran hijos de su abuelo. Ese fue el corolario de una historia de drama, angustia y horror. Durante la investigación, el caso se mantuvo bajo estricta reserva para preservar la identidad de la víctima y de los niños, quienes actualmente residen con su madre, en condiciones precarias.El sospechoso debía llegar al banquillo de los acusados en los próximos días, pero abrumado por las pruebas y para evitar el escarnio público, finalmente decidió confesar los hechos. Cumplirá lo que resta de la pena en la Unidad Penal II, la cárcel de Oberá.
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