No la tuvo fácil Daniel Vega. Después de predicar durante años el perdón al prójimo, su vida se transformó en una verdadera prueba de fe. Y el hombre perdonó. No fue por un robo ni por una discusión. Enfrente estaba el adolescente que le quitó la vida de un disparo a su hijo, Lucas (18), mientras esperaba el colectivo para volver a casa.El caso, que se conoció en exclusiva a través de PRIMERA?EDICIÓN el sábado 20 de agosto de 2011, rápidamente cobró repercusión en los medios nacionales y conmovió a todo el país. Esa experiencia volverá a tomar relevancia este viernes, en el Senado de la Nación, cuando Daniel Vega reviva ese relato en la presentación de la Asociación Víctimas por la Paz, mañana desde las 14 en la Cámara Alta, ante legisladores de todas las provincias.“Se trata de una organización que se conformó hace menos de un año y que tiene una mirada diferente con respecto a las modificaciones que se quieren hacer al Código Penal. No estamos a favor del endurecimiento de las penas ni de la baja de la edad de imputabilidad. No queremos que se malinterprete y vale la pena aclararlo: si robaste y la ley dice que tenés que ir dos años presos, andá, pero lo que queremos es que el sistema penitenciario cumpla con su función restaurativa y te ayude a reinsertarte, no que te transforme en un experto en el delito”, explicó Vega en diálogo con este Diario.En ese sentido, el pastor evangélico indicó que lo que plantea la Asociación es “una reforma al funcionamiento del sistema penitenciario, porque si hoy endureces las penas, quien comete un delito tiene que ir a esa cárcel, caer en ese sistema penitenciario que no está cumpliendo su función de la mejor manera posible. Entonces uno de los planteamientos es la reforma del sistema penitenciario. Creemos en una Justicia restaurativa”.Al respecto, Vega apuntaló esa perspectiva al ejemplificar que “en el caso de un menor que es demorado por robar un estéreo, cuando sale, sabe abrir puertas de autos, es decir que se especializa en la cárcel. Y después está lo que respecta al odio, al rencor y los abusos. Todo eso se potencializa y termina saliendo peor de lo que entró.?Eso no sólo que no sirve, si no que termina siendo aún perjudicial”.No solo Vega es parte de Víctimas por la Paz. Las caras visibles son al menos otras 19 personas de puntos tan distantes como San Miguel de Tucumán o Esquel, en Chubut. “Somos personas que sufrimos las consecuencias de hechos delictivos y que tuvimos la posibilidad de convertir el dolor y la frustración en acciones positivas, rechazando la idea que el mejor modo de afrontar los conflictos se encuentre en el endurecimiento de la ley penal. Estamos convencidos que la paz social se construye promoviendo la convivencia y la integración, y que el odio o el rencor solo profundizan la violencia”, reza la presentación de la organización en su sitio web.Vega asiente a esa visión de la realidad y agrega que, para él, “la respuesta es la integración, la sociabilización y la oportunidad, porque cuando se habla de endurecer las penas o de bajar la edad de imputabilidad, estamos diciendo ‘no tengo otra idea’”.Lucas, siempre presenteSin dudas, la vida de Daniel y su familia cambió para siempre después del crimen de Lucas. El dolor persiste pero Vega reconoce que aquella reunión con el asesino de su hijo le permitió levantar la cabeza y continuar. “Siempre nos preguntamos por qué Lucas, pero perdonar nos permitió salir adelante. Para nosotros, no quiere decir que seamos mejores o peores personas que nadie, es lo que hemos aprendido de Dios. Realmente sentíamos aquello en el corazón”, recordó el entrevistado sobre ese encuentro con el adolescente que hoy tiene 21 años y del que no volvió a saber mucho más:?“Casualmente ayer hablé con el doctor César Jiménez, no lo volví a ver, pero los datos que tenemos es que se mudó a otra provincia y que logró reinsertarse en la escuela. Hubo avances”.Vega reconoce que no fue fácil y que hasta hoy sus hijas le preguntan ‘por qué le tocó’ a Lucas. “Siempre surge esa pregunta entre nosotros, el por qué pasó esto y qué hubiese sido si hoy estuviera aún con nosotros. Lo charlamos, lloramos, nos abrazamos y seguimos adelante”, afirma el pastor, quien reconoce luego que, más allá de todo, otorgarle el perdón al adolescente realmente valió la pena: “Muchas veces la gente no entiende lo que es el perdón, pero hay una realidad, y es que los beneficiados fuimos nosotros. La persona que no perdona vive con un peso impresionante. Y?eso no te permite seguir. Hay una realidad y es que nosotros hemos sufrido un dolor inmenso. La ausencia de Lucas es inevitable, pero perdonar nos hizo mucho bien a nosotros y también a ese menor”.Un crimen que conmocionó a la provinciaEl crimen de Lucas Vega (18) marcó un antes y un después para su familia, pero también para la sociedad misionera, marcada por las horas de conmoción que se vivieron luego del hecho.La crónica policial relata que el joven se encontraba en una parada de colectivos de avenida López Torres y Mariano Moreno junto a una muchacha cuando ambos fueron abordados por el adolescente de 15 años, quien se encontraba en compañía de otro menor, de 14.Al decir de la investigación, el mayor de los acusados extrajo una pistola calibre nueve milímetros con el que aparentemente amenazó a Vega. Nunca quedó claro, pero lo que se supone es que el menor de edad apretó el gatillo de manera accidental.El disparo ingresó en el rostro de Lucas, quien sufrió gravísimas lesiones y falleció a los pocos minutos en el Hospital Escuela de Agudos Ramón?Madariaga, distante a apenas metros de la escena.El hecho sucedió en la madrugada del domingo 12 de junio de 2011. Al día siguiente, efectivos de la Policía provincial demoraron al adolescente gracias a que su propio padre, un suboficial de la Policía Federal Argentina, se presentó en la comisaría Tercera y denunció que su propio hijo le había robado el arma reglamentaria y tenía serias sospechas en relación al crimen de Lucas.El adolescente fue demorado y posteriormente trasladado ante el magistrado César Jiménez, titular del Juzgado Correccional y de Menores 2 de Posadas. Por pedido de la familia se produjo aquel encuentro que derivó en el perdón al muchacho.
Discussion about this post