“Don Félix” tiene 84 años, es jubilado y contaba con unos ahorros guardados desde hace un tiempo, alrededor de 70 mil pesos. Este miércoles inescrupulosos estafadores se los arrebataron con una modalidad tan antigua como recurrente: el tristemente célebre “cuento del nieto”. Según pudo averiguar PRIMERA?EDICIÓN, se trata de la décima denuncia en el mes sobre hurtos de dinero bajo esa característica, casi todos en jurisdicciones del centro y zonas aledañas de Posadas. Es por ello que los investigadores no descartan la presencia de una banda dedicada a tal fin.En 2015 hubo una verdadera “oleada” de cuentos del nieto, tío y fraudes similares, todos con víctimas de la tercera edad. No se descarta que se trate de delincuentes foráneos, quienes vuelven sin tregua a atacar a jubilados y abuelos sin ningún tipo de contemplación. El supuesto empleado bancarioA primera hora de ayer, Félix recibió un llamado telefónico al fijo de su domicilio, ubicado en inmediaciones del club Pira Pytá. No lo sabía, pero estaba a punto de caer en el engaño.“Del otro lado de la línea una voz se hizo pasar por mi hijo, me dijo ‘papá, fijate que van a cambiar los billetes y no van a recibir más los de cien pesos. ¿Vos tenés guardado dinero?’, me preguntó. No sospeché nada extraño y le dije que sí, un poco más de 70 mil pesos. Entonces quien se hizo pasar por mi hijo me dijo ‘voy a ir con un amigo que trabaja en el banco para poder cambiar la plata, pero llevala cerca porque está apurado’”, contó el denunciante a este Diario.Félix, con sus 84 años sobre la espaldas, cayó en la treta. Pese a su edad, caminó hasta el punto de encuentro. “Yo le dije que mucho no podía caminar y quedamos de encontrarnos a una o dos cuadras de mi casa. Cumplí y fui, pero sin la plata, porque era peligroso andar por la calle con el dinero encima. En eso un hombre se me acercó, me preguntó ‘¿usted es Don Félix?’. Le dije que sí y entonces me explicó que mi hijo estaba en camino y que mientras tanto, él iba a ir buscar el dinero para cambiarlo, porque los de cien pesos salían de circulación. Fuimos a casa y entonces… se llevó todo… hasta mi arma de fuego, un revólver calibre 38 largo que tenía por cualquier cosa, para resguardo”, contó el abuelo entre lágrimas, desbordado por la bronca e impotencia tras lo sucedido. El delincuente que la víctima dejó ingresar a su domicilio, confiado en que era un enviado de su hijo, le dijo ser personal del Banco Nación. “Era alto, de 1.80 metros, de cabellos oscuros largo, tez blanca, cara ovalada, vestía remera y pantalón blancos”, indicó el damnificado, quien antes de jubilarse trabajó en un conocido aserradero. La investigación del caso está en manos de los efectivos de la comisaría seccional Decimosexta y de la Unidad Regional?I.?Las autoridades alertan a la población sobre la seguidilla y piden extremar recaudos.
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