Señora Directora: Como misionera y argentina me veo en la obligación de hacer pública mi categórico repudio a la decisión de Ecología de confinar a un refugio y tras las rejas al puma capturado en el Parque Nacional Iguazú. Si fuese cierto que ese cautiverio es solo transitorio –lo que dudo–, es de esperar que se dé suficiente difusión cuando ocurra su liberación para que sepamos que se cumplió con lo prometido y fue devuelto a su hábitat natural.Deberíamos además aprovechar las redes sociales para hacer un seguimiento del animal desde ahora hasta que ese puma vuelva a vivir en el monte misionero. A la vez de significar un compromiso para también prevenir la recurrencia de estos casos, reclamando a las autoridades ecológicas para que cada vez que se repitan tengan los elementos necesarios para la marcación electrónica del animal con el collar respectivo y su inmediata reubicación en la selva. Algo exigible, a la luz del enorme rebote que en esas redes tuvo la novedad actual, que no solo debe terminar en ella.Debe exigirse a las autoridades que cumplan con estas responsabilidades y no que se conformen con la asunción de paliativos que solo abonan a mayor depredación.
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