Para muchos, llegar a la edad de jubilarse es un anhelo, el premio a los años de trabajo, pero una vez que dejan la rutina, la vida se les puede volver difícil y caer en estados depresivos. Norma Catalano, especialista en gerontología, licenciada en Trabajo Social y coordinadora de la Rama Pasiva del Instituto de Previsión Social (IPS), en una entrevista con PRIMERA EDICIÓN indicó que “es alta la incidencia de gente que sufre problemas cuando se jubila”. Recomendó que “por lo menos diez años antes empiecen a prepararse, comiencen a pensar qué cosas harían, alguna actividad que los saque de quedarse en la casa, buscar algo que los reconforte”.“Muchos dicen ‘me jubilo y me pongo a cuidar a mis nietos’, pero esa actividad puede consumir muchas horas al día y aunque sea lindo estar con los niños no pueden disfrutar de su tiempo libre y de la vida para hacer lo que les gusta. Todo tiene su límite, tienen que vivir y hay muchas posibilidades hoy en día, por eso ya casi no se habla de la tercera edad sino del adulto mayor”, subrayó.Sobre casos puntuales de jubilados que tuvieron problemas una vez que dejaron la actividad, Catalano se refirió a una señora que sufría ataques de pánico. “Se acercó a contarnos el problema una señora que trabajaba en un supermercado. No pasaron ni cinco meses y comenzó con ataques de pánico. No podía salir a la calle, ir a las tiendas o lugares donde había mucha gente”. “Esa mujer llegó a consultar con un psiquiatra, estaba tomando medicamentos pero no podía salir de ese estado”, comentó. “Después de acercarse a nosotros y recibir el tratamiento, en tres meses mejoró mucho y hasta se animó a acompañar a su hija a un viaje a Buenos Aires”, dijo la profesional.Técnicas para cada pacienteEntre las técnicas que utilizan para ayudar a los adultos mayores señaló que primero tienen una charla con el paciente y le preguntan a qué le tiene miedo y por qué se siente mal.Después inician a la persona en técnicas de respiración, “porque en el respirar se cambia el componente químico de la sangre de forma natural”. Además “se eliminan todas las tensiones, las ‘corazas’ musculares para luego entrar a niveles profundos de relajación con terapia musical especial”, señaló. “En otro de los casos tratamos a una señora que tenía agorafobia, (temor a los espacios abiertos). Salía apenas una cuadra de su casa y le agarraba ataques de pánico. Lo llamaba a su marido o a algún familiar para que la vengan a buscar. Se quedaba estática en el lugar, no se podía mover. La tratamos y le aconsejamos que cuando se volviera a encontrar con esa situación, llamara a alguien desde su celular, pero no para contarle que estaba con un ataque, sino que entablara una conversación para distenderse”. Catalano indicó que según el caso un tratamiento puede durar desde tres meses a dos o tres años.Señaló que en los cursos para adultos mayores que brinda el IPS, ella está a cargo de talleres para la memoria. La temática gira en torno a las costumbres, ritos y misterios de Misiones, para movilizar la comunicación y para que ellos puedan volcar sus conocimientos. Reiteró que “el ideal es que cuando la persona entre a los 50 años se empiece a preparar para lo que viene, para que después no caigan en un estado depresivo”. “Pero si ya se jubilaron y quieren empezar porque no la están pasando bien, hay tiempo para ello. Para no quedarse estancado en casa, porque los problemas surgen dentro del seno mismo de la familia. Cuando se jubila uno de la pareja o los dos, en el caso que ambos hayan trabajado afuera, pasan a estar más horas juntos en la casa y no saben que van a hacer, empiezan las peleas, porque parece que se molestan entre los dos y pueden surgir ‘secretos’ que habían estado escondidos desde ambos lados”. “Las experiencias que tuvimos con los talleres fueron fantásticas, y queremos que continúen por el bien de los adultos mayores”, subrayó. Comentó además que en su característica es distinta una persona que se haya jubilado en Posadas que en alguna localidad del interior. “Aquí en la capital la gente llega a la edad de jubilarse con más estrés, más cansancio, en cambio los del interior son un poco más tranquilos”. “Nuestro consejo es que comiencen a prepararse para vivir mejor, que estamos a disposición, sean o no afiliados al IPS que se acerquen al cuarto piso del instituto. Inclusive personas jóvenes que trabajan con adultos mayores o quienes tienen enfermos en la familia, porque son los encargados de atender, cuidar y contener, porque cuando por ejemplo hay un enfermo de Alzheimer se destruye el núcleo familiar”. Cambio de paradigmaLa especialista hizo hincapié en que hay una nueva concepción de la adultez, porque cuando se llega la jubilación “es la segunda juventud”. “Muchos creen que porque tienen 60 o 70 años no tienen derecho a tener pareja, pero están equivocados. Algunos hijos los critican porque quieren ir a bailar. Mirando la TV local se ve programas de chamamé donde la mayoría son adultos mayores y se los ve bailando y disfrutando”. “Queremos evitar esa lógica antigua que indicaba que el que se jubilaba se quedaba en la casa a que pasen los años y esperar la muerte. “La vejez no es un fracaso, es un éxito. En la juventud se aprende pero en la adultez se comprenden las cosas”.
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