Siempre ha sido así. Quizás no sean las mismas esperanzas, ni los mismos temores, sin embargo todos conocemos las palabras y su significado, lo que producen dentro nuestro. El tener esperanzas es un anhelo una ilusión, muchas veces la posibilidad de seguir caminando hacia nuestro destino aunque estemos por el momento atravesando la noche negra del alma. La esperanza nos trae aquel rayo de luz que se vislumbra al final de la tormenta, la esperanza que puede vencer cualquier temor.El temor que la vida misma también nos trae, es ese que nos pone un alerta en el camino, ese que lo conocemos aunque sea otro el que lo esté viviendo, ese que nos recuerda que la vida es luz y sombra.Las esperanzas y los temores, las luces y las sombras forman parte de la historia del Universo y lo seguirá siendo. Es la historia de la Humanidad, es ese juego eterno de luces y sombras que hacen todos los matices restantes, aunque muchos sean invisibles a nuestros ojos. Hay una paleta de colores infinitos tejidos dentro de esos dos puntos… luz y sombra, blanco y negro.Vamos construyendo nuestras vidas sobre las luces y sombras que dejaron nuestros ancestros, los padres de nuestros padres, los padres de nuestros abuelos… y así hacia atrás. Es la historia de la humanidad, cada uno aportando lo suyo para formar así el entramado sistémico del cual todos formamos parte porque en algún punto “Todos somos uno´´. Iguales pero diferentes… iguales compartiendo las esperanzas y los temores. Hasta darnos cuenta que la verdad de todo en el universo es la misma, la esencia es la misma para todos, está dentro, se siente, se percibe su presencia. Es una evidencia que se siente en el interior de cada uno.Es esa energía en su grado máximo de pureza, es el principio creador dentro de cada uno de nosotros… esa fuerza única que pone orden en todo. Anhelamos ese lugar al que todos pertenecemos… El cielo en la tierra.Algunos lo llaman Dios.ColaboraPatricia [email protected] Facebook: Patricia Monica Couceiro 3764 829015
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