¿Qué dice de nosotros nuestra forma de Vivir, nuestra manera de conectarnos o de desconectarnos de las oportunidades? Hemos escuchado infinidad de veces hablar de que “El tren pasa una sola vez”… Si así fuera muy pocos tendrían acceso a las oportunidades y muchos estarían condenados al eterno fracaso. Pero, ¿qué pasaría si nos pensáramos como los eternos aprendices que somos, como las personas vulnerables pero predispuestas, que se dan a sí mismas más de una oportunidad. Que pueden resignificar los ‘fracasos’ y vivirlos como un aprendizaje? ¿Cómo serían nuestras emociones si nos habilitáramos a no ser siempre los que conocen todas las respuestas, se muestran autosuficientes y resuelven de un primer intento todas las situaciones?¿Cómo nos imaginamos que podríamos ser si desafiamos los límites de nuestros miedos?La Vida es una generosa invitación, una llamarada de impulsos, un guiño de complicidad que elegimos mirar con energía u obviar desde nuestros temores.Dar un salto de confianza es hacernos un regalo vital. Si nos animamos a transitar la incertidumbre abrimos la puerta de todas las oportunidades. Entonces podremos elegir desde la soltura de saber que no es necesario transitar la vida sin errores, que equivocarnos y corregirnos es darnos una humana oportunidad de crecer y que el aprendizaje es algo así como una vitamina que queda en nosotros nutriéndonos más allá del resultado de nuestras acciones.El tren pasa a cada momento, para en más de una estación, renueva su itinerario y nos permite viajar en camarote, ventanilla, pasillo o de pie. No hay una sola forma de avanzar en el viaje de la Vida.Démonos la oportunidad de disfrutar el no ser perfectos… Es lo que nos vuelve amorosamente humanos y nos conecta con las ganas de VIVIR.ColaboraMaría Rita NahúmMaster [email protected] 154644187
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