Se puede decir que “sorpresas le dio la vida” al colono Osmar Vieira (48) en este último mes. Tuvo un accidente con final feliz y, recientemente, una muestra de solidaridad por parte de los productores tabacaleros del Alto Uruguay para quienes solo tiene palabras de agradecimiento.A mediados de marzo, y como hace 27 años, preparó la cosecha de tabaco Burley para entregarla a la cooperativa que lo acopia anualmente. Junto a su suegro, un colaborador, y el chofer del flete, subió los fardos sobre el Mercedes Benz que había contratado y salieron desde colonia Aparecida rumbo a Leandro N. Alem con siete mil kilos de carga. El productor estaba ansioso por la venta. Era el fin de un ciclo y en horas vería coronado su esfuerzo y el de su familia. Pero al promediar el viaje sobre la ruta 14, antes de llegar al puente sobre el arroyo Yazá, en una zona de curva y pendiente pronunciada, el conductor miró a Vieira y le dijo que el camión había quedado sin dirección. No hubo tiempo para pensar. “Pasaron cinco segundos y estábamos suspendidos sobre el precipicio” y enseguida impactaron en el lecho del cauce. “Mi suegro tuvo una costilla rota y otras lesiones, pero fue una desgracia con mucha suerte. Lo estamos contando de milagro. Quienes vieron la fotografía o se acercaron hasta la barandilla para ver el estado en el que quedó el camión y la profundidad del precipicio, no creen que salimos vivos. Fue la mano de Dios nomás, sino no zafábamos”, expresó el hombre, que aún no sale del asombro, y continúa el relato con un nudo en la garganta. Es que motivos le sobran.De la carga que transportaba, solo siete fardos quedaron intactos. Los demás fueron arrastrados por la corriente. “Cuando pudimos salir desde adentro de esa cabina que estaba totalmente destrozada, miré el tabaco que se iba yendo con el agua pero yo daba gracias a Dios que estábamos vivos, que habíamos zafado. Teniendo en cuenta la magnitud del accidente me di cuenta que la vida no tiene precio, que no hay dinero suficiente para comprarla. Todavía no me cae la ficha”, reiteró.A su entender, ser tabacalero “es toda una historia porque es un año entero de trabajo y vas con la ansiedad de vender y hacerte de unos pesos porque detrás está la familia. En mi caso tengo a mis suegros, a mi esposa y a los dos hijos más chicos que estudian en Posadas. Esa plata era para pagar los gastos, las cuentas, pagar la facultad, el alquiler, y para estirar durante el año”, confió.Un gesto para imitarRecordó que tras el incidente, los socorrieron y llevaron a todos al hospital. “Mi suegro quedó internado en Oberá, y a mi me dieron el alta médica a la tardecita. Volví a casa y al otro día cuando me fui al galpón, miré a mi alrededor y no estaba ese tabaco. Sabía que el agua lo había llevado y me agarró como un bajón, por más que uno trate de ser fuerte”, agregó. Para Vieira “allá arriba hay alguien que mira todo” y como prueba de ello en horas de la tarde, “sin conocerme, Gustavo Piñeiro, se acercó a casa y me dijo que si la familia estaba de acuerdo iban a hablar con los gremios e iban a lanzar una campaña para poder juntar aunque mas no sea algo de ese tabaco perdido. Le dije que si. No podía decir que no porque me estaba ofreciendo algo. Fue así que habló con la gente de los gremios y empezaron a difundir la intención por algunos medios de San Vicente, y se reunió el tabaco que perdimos”. Mientras junto a los suyos acomodaba la nueva carga en un nuevo camión, insistió con que “es algo que yo no puedo creer. Y no tengo que devolver nada porque fue una campaña solidaria que efectuaron los gremios. Cada colono aportó lo que podía: unos kilos, un fardito, medio fardo. Supe que en una colonia de El Soberbio juntaron 2.700 kilogramos y nuevamente volvieron los siete mil”. Consideró que “haber zafado es de por sí una cosa grandiosa y encima que recuperes todo lo que el agua se llevó, es tener motivos para ser agradecido a Dios y a esa gente. El colono, el tabacalero, es lo más solidario que hay”.Emocionado, recalcó que “no tengo más que agradecer a esa gente que fue solidaria con nosotros y me pongo a disposición para que el día que alguien necesite, me pongo en el compromiso de hacer algo para ayudar también”.Después de esta experiencia, aseguró que “ya estamos listos para empezar a trabajar para otra producción. Dentro de pocos días comenzaremos a preparar otra vez los almácigos, invernáculos, porque a fines de mayo se puede sembrar. Esa es la lucha del tabacalero”, manifestó el productor que nació y se crió en Colonia Aparecida -a unos 200 kilómetros de Posadas-, y que por más que tuviera posibilidades de ir a estudiar, volvió a la chacra para seguir cultivando la tierra, que es lo que le apasiona.Jornada accidentadaLa crónica policial recuerda que en Campo Viera, un camión cargado con tabaco que circulaba por la ruta nacional 14 se despistó y cayó al Yazá. Tanto el conductor, Daniel Alejandro Müller (23) como sus acompañantes Osmar Vieira (48), Carlos Martín Levis (73) y José Luis Hoffman (37) resultaron con lesiones de diversa consideración. Los fardos quedaron flotando en el agua. El accidente ocurrió alrededor de las 6 del 15 de marzo pasado, cuando un Mercedes Benz dominio SXN 797, que llevaba siete toneladas de tabaco, desde Colonia Aurora hacia Leandro N. Alem se quedó sin dirección. El chofer perdió el control y el rodado cayó al arroyo.
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