Un total de 35 testigos dio su versión ante la Justicia y de esta manera finalizó la ronda de testimonios en el marco de la investigación por el crimen de la adolescente embarazada María Belén (16). De esta manera al juez instructor de la causa, Martín Brites, solamente le resta conocer el resultado de algunas pericias, entre ellas las psicológicas, para resolver la situación procesal del único detenido en la causa, un joven de 23 años. Durante la jornada de ayer trascendió que los últimos testigos que comparecieron (de los cuales la mayoría ratificó sus dichos), complicaron aún más al imputado, entre ellos, un grupo de amigos.La víctima, quien gestaba un embarazo de seis meses, fue hallada estrangulada en una plaza del barrio Belén de Puerto Iguazú, la madrugada del pasado domingo 2 de abril. Estaba semidesnuda y le faltaban su tablet y auriculares. Algunos testimonios claves Tal como publicó este Diario los días posteriores al homicidio, fueron varios los indicios que fueron cerrando el círculo sobre el detenido, quien apareció como sospechoso a las pocas horas de conocerse el hecho. De la valoración de los testimonios de unos amigos del muchacho, surgió que el mismo fue visto abrazando a la joven por la calle Pancho Ramírez -cercana a la plaza donde hallarían muerta a la joven- entre las 5.10 o 5.15 de ese día. Estos testigos indicaron que el imputado se hallaba en “estado de exaltación, gritando y hablando acelerado”cuando salió de una vivienda de un conocido para interceptar y abrazarla en medio de la mencionada arteria. Desde ese punto señalado por quienes declararon, ambos caminaron juntos en dirección al mencionado paseo público. Una vecina del lugar dijo que entre las 5.25 y 5.30 intentó llamar a la Policía luego de escuchar gritos desgarradores y en pedido de auxilio por parte de una mujer. Medidas judiciales Tras cerrar la etapa de testimoniales a la instrucción de la causa le restan añadir otras pericias ordenadas por el mencionado magistrado, entre ellas, el resultado del perfil psicológico del acusado y de los ADN. La muestras biológicas serán claves, teniendo en cuenta que se cotejaran fluidos y vellos púbicos hallados en el cuerpo de la víctima con los del acusado. Mientras tanto, expertos de la Saic (Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas), trabajan para tratar de ubicar la tablet robada a la chica, que de ser activada impactaría automáticamente en los rastreadores electrónicos de la Policía. En cuanto a la participación de otra persona en el hecho, estaría prácticamente descartado por parte de los peritos forenses, precisó un vocero del caso. Cómo se fue cerrando el círculo Al cúmulo de evidencias colectadas por las comitivas policiales judiciales que ya se mencionaron, se debe agregar que tres vecinos del presunto asesino vieron al imputado lavar ropa en su casa alrededor de las 7 del domingo en que la joven embarazada fue hallada muerta. Algo cuando menos, extraño. Seguidamente, en el allanamiento en dicha vivienda, los pesquisas hallaron los auriculares de la menor y ropa similar a la que el acusado llevaba cuando lo vieron junto a ella. Tras escuchar los testimonios en sede policial -ahora ratificados ante el juez de la causa-, el sospechoso fue imputado por los delitos de “homicidio criminis causa”, esto es matar para ocultar otro ilícito, en este caso el abuso sexual, pero además por “aborto” bajo la figura de “dolo eventual”. Esto último quiere decir que, pese a que no habría tenido intención de provocar el aborto, debería haber sabido que la conclusión de sus actos llevaría a ese desenlace, tal como publicó en exclusiva PRIMERA EDICIÓN.
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