Señora Directora: No sin cierta fascinación miraba el otro día en televisión la marcha que los adherentes al gobierno nacional realizaron en todo el país. Era la séptima concentración en menos de un mes que movilizaba a los argentinos en Capital Federal. Aunque en esa magnitud podría agregar una octava, la de los docentes en la ciudad de La Plata hace tres semanas que también fue tan multitudinaria.Sin entrar a hacer paralelos en la convocatoria de cada una de ellas –no siempre asimilables porque hubo algunas muy orientadas (docentes, mujeres y por la Memoria)– nos muestra un país movilizado, interesado en su suerte y, como una respuesta lógica a esa conflictiva presente, dividido en, al menos, dos sectores preponderantes. Más allá de mi coincidencia con alguna u otra de esas expresiones, de protestas o de aplausos, también cabe resaltar una ebullición social que, bien encaminada, puede servir de motor para avanzar a paso firme hacia adelante, aun cuando previamente haya que elegir cuál será el camino. Por sobre esas definiciones, es válido y digno de tener presente.
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