Trabajadores de la zona de la Reserva Biósfera Yabotí temen por el avance de furtivos que atentan contra la fauna del área protegida. Es que, según manifestaron fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, la zona se encuentra "liberada" ante el ataque de cazadores y pescadores ilegales debido a la escasez de recursos, a la precaria infraestructura y a la falta de medios.Esta situación -aseguraron- se agravó en los últimas semanas debido a las protestas que llevan adelante los guardaparques del Moconá. Mientras que en el caso del Parque Provincial Esmeralda, denunciaron “el estado total de abandono”.A todo esto, reconocieron las precarias condiciones en las que trabajan los encargados de custodiar el Yabotí en la zona del Moconá. “Hay un puesto de Gendarmería que se encuentra en la desembocadura del arroyo Yabotí en el río Uruguay, pero son muy pocos los instrumentos que tienen, llegan a ser cuatro o cinco gendarmes apostados en el destacamento que dependen del Escuadrón 9 de Oberá, pero no tienen ninguna embarcación”, destacaron. Asimismo, agregaron que el caso de la Prefectura en la zona no es diferente, ya que según comentaron “la mínima tarea que hacen es medir la altura del río (Uruguay) para ver si pueden habilitar los paseos náuticos”. Revelaron que en varias ocasiones se encontraron con situaciones en las cuales se vieron obligados a pedir el apoyo de las fuerzas en el lugar, desde las cuales le respondieron “que no tenían ni combustible, ni móviles”.ControlesConsultado al respecto el guardaparque del Moconá Leonardo Rangel, sostuvo que a pesar de las protestas que llevan adelante contra los traslados de agentes dispuestos por el Ministerio de Ecología, continúan normalmente con las tareas de cuidado en el área protegida.“Estamos en la misma situación de siempre, seguimos haciendo las guardias y cuidando el parque como se puede, solamente que no estamos cobrando la entrada”, precisó.En este sentido, reconoció que los recursos -tanto económicos como humanos- dispuestos para el cuidado de la reserva nunca serán suficientes debido a la gran extensión de la Biósfera.“Son 233 mil hectáreas donde se hacen escasos controles periódicos. Ecología les da prensa, pero están muy lejos de cubrir estas necesidades de acción ante la creciente caza y pesca furtiva”, aseveró. “Sin ir más lejos, nosotros mismos no tenemos ni combustible”, lamentó Rangel.Evidenció además que en el Parque Moconá, los agentes no poseen armas ya que las que dispuso a tales efecto el Ministerio de Ecología “las maneja un grupo que opera en San Pedro”.A todo esto, remarcó que el punto más débil en el Yabotí, son los controles náuticos: “Ecología no dispone de los controles durante la veda, en los dos meses que corresponden a esta, sólo utilizan una patrulla náutica por el río Uruguay”, contó.En consonancia, el guardaparques Santiago Bellitti, que hace siete años se desempeña en el Moconá, sentenció que “la principal preocupación es la atención al visitante”.“Todos los días tenemos ingreso de turistas al parque. Las guardias las cubrimos entre dos guardaparques la mayor parte del tiempo, y en menor medida entre tres. De ese grupo uno está afectado al cobro de entradas, por lo tanto estamos muy limitados en cantidad de personal para tareas de control fuera del área del parque”, precisó.En cuanto a recursos, el agente Bellitti manifestó que “nunca” tienen combustible extra para tareas aunque sea de prevención. “Nos cargan el combustible mínimo para los relevos de personal y muchas veces tenemos que comprar nosotros si es que queremos hacer algún movimiento extra. Todos los elementos los adquirimos en forma personal”, subrayó . A su vez, el guardaparques Antonio Millán ratificó que los agentes que se encargan de la custodia en las zonas aledañas al Parque Moconá “lo hacen a principio de mes cuando salen los vales de combustibles”.“El resto del mes no hay ningún tipo de control, es claro el abandono con sólo mirar el puesto de la ruta provincial 2”, contó Millán.Abandono totalDe igual manera, el guardaparque Javier Báez, quien se encuentra afectado al Parque Provincial Esmeralda, denunció “el estado de abandono total” del área protegida.“No puede ser que se salga a los medios a pedir uniformes, a pedir combustibles para salir a realizar controles. No hay una embarcación adecuada y se carece de los recursos mínimos para hacer operativos”, declaró Báez quien se desempeña en el área núcleo de la Reserva Biósfera Yabotí en San Pedro.Recordó que ya realizaron reclamos en este sentido y que, si bien lograron “mejorar algunos de los problemas”, persiste la precarización.“El año pasado estuvimos denunciando estas cuestiones además de las amenazas que hubo hacia el control dentro de la reserva. Cuando hay un operativo exitoso el Ministerio de Ecología lo promociona como una actividad, pero a la hora de poner recursos no lo hace”, señaló Báez. Agregó que muchos de los controles se llevan adelante sin las herramientas necesarias, ya que “no es fácil ir con las fuerzas de seguridad, porque tanto el policía como el gendarme de pueblo están preparados para otras cuestiones, no para ser guardaespaldas de los guardaparques”. Vulnerables: poco personal y sin comunicaciónAdemás de la escasez de recursos, otras de las complicaciones que enfrentan los trabajadores afectados a la Reserva Biósfera Yabotí son la falta de personal disponible para el área de controles y la deficiencia en las comunicaciones.Todo esto hace que los guardaparques, sobre todo, sean vulnerables a los ataques de furtivos, ya que poseen muchas limitaciones a la hora de actuar.Sobre ello, se expresó Javier Báez quien está afectado al Parque Esmeralda y quien además es delegado gremial de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). “Es muy denigrante que seamos seis guardaparques para custodiar 233 mil hectáreas. Esa es una de las principales faltas. Se podrían hacer mejor las cosas. Por una lado se habla de un gran presupuesto destinado a Ecología pero no designan todo lo necesario para las áreas protegidas”, opinó. En este contexto, especuló con que “la intencionalidad de toda esta situación es privatizar la Reserva Yabotí”. A esto se le suma la falta de medios de comunicación, ya que, según precisaron, los guardaparques tanto del Moconá como del Parque Esmeralda “no poseen handies”.“Una de las grandes desventajas es justamente la ausencia de comunicación. Si bien hay otros mecanismo aparte de los teléfonos que se pueden usar, como las radios, nosotros ni handies tenemos”, reflejó el guardaparque Sergio Ilchuck. Explicó que cuando reciben una denuncia sobre el ingreso de furtivos en las zonas de reserva “no se puede avisar a nadie para pedir apoyo”.&am
p;nbsp;“En Brasil sí se pueden comunicar, ellos nos invaden todas las señales. Si nos pasan un dato de que van a entrar a cazar o a pescar no podemos avisar a nadie y eso que estamos a escasos siete minutos con algunas de la bases. La zona del Yabotí está muy vulnerada por la intrusión”, enfatizó Ilchuck.En este contexto, el guardaparque del Moconá Santiago Bellitti destacó además la falta de recursos por parte de las fuerzas armadas que cumplen funciones en las áreas protegidas, lo cual también les perjudica.“Necesitamos del acompañamiento de las fuerzas por ser una zona de alto riesgo, los furtivos son personas muy peligrosas y armadas”, enfatizó Bellitti. “Los efectivos de Prefectura que están en la zona del Moconá se encuentran afectados exclusivamente al control del embarque de los visitantes del parque, mientras que los miembros de Gendarmería, que son cinco, no cuentan con embarcación, tienen un camión viejísimo y siempre dicen que no tienen combustible”, concluyó el guardaparque.
Discussion about this post