En 2015, pese a todo, la primera etapa de construcción de la obra concebida como una “reparación histórica” a las provincias sin acceso al gas natural por redes, se puso efectivamente en marcha, con una inversión total prevista por más de 25.000 millones, en las provincias de Formosa, Chaco y Santa Fe, dejando para una segunda etapa a Corrientes y Misiones.La licitación de las obras en estas dos provincias, comenzando por el ducto a través del río Paraná, se concretó también a fines de 2015, pero los sobres con las ofertas de las cinco empresas que se presentaron no se abrieron a la espera de que asuman las nuevas autoridades;?según indicó el director de Gas de Misiones, José María Tomaselli. En un principio el nuevo Gobierno nacional hizo saber que continuaría con el proceso, sin embargo en poco más de un año no hubo ningún indicio de que se retomaría la licitación de la Etapa III. Recientemente, el titular del Plan Belgrano José Cano rompió el silencio y admitió que el G-NEA no llegará a Misiones antes del año 2022; es decir que no está en los planes de la actual gestión de Mauricio Macri, según informaron medios digitales. La decisión no sorprende, pero la provincia ve alejarse la posibilidad de resolver un factor -el del acceso de los hogares e industrias misioneros al gas por redes- que tiene un peso importante en las asimetrías de carácter estructural con el país central. Curiosamente, el tramo en construcción efectiva, que llevará el gas natural de Salta hasta Santa Fe, empalmando con la red que alimenta al país central, corresponde al trazado original, que se modificó para incorporar a Misiones y Corrientes; excluidas, finalmente, en los hechos.
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