Como todos los años, el otoño es la mejor época para recolectar hierbas medicinales o yuyos, como comúnmente se las llama en esta zona. A las personas que viven en las grandes urbes se les hace más difícil encontrar yuyos buenos y ni hablar de la tradicional “Marcelita” que es la protagonista del ramillete que acompaña la palma del Domingo de Ramos. El fin de semana, miembros del grupo de avistaje de aves “Coa Tangará” aprovecharon para sentir el placer de la tradición de recolectar yuyos salvajes, algo que poco queda en los campos tantas veces quemados que dan pocos brotes silvestres. Las mujeres tenían en la mira a la Marcela, “soy la loca de los yuyos”, confesó Ofelia Guillermina Rodríguez (“Ope” para los amigos) a PRIMERA EDICIÓN y advirtió que “ahora hay que ir cada vez más lejos para encontrar Marcelita, porque antes íbamos acá no más, hasta el aeroparque y ya había a los costados de la ruta, pero ahora limpiaron todo. Igualmente si vas hacia el interior, con las obras de la autopista no queda nada”. El esposo de Graciela, Juan Carlos Ostrowsky conducía el coche, y fue quien tuvo que detener la marcha al menos en tres oportunidades fallidas, pues lo que se veía a lo lejos no era Marcela. Haydeé Cabassi, les hizo las fotos a Graciela y a “Ope” en plena recolección, ambas internadas entre los altos yuyos y malezas. “Fue difícil llegar a la Marcelita -dijo Graciela- porque la naturaleza es sabia y va creciendo en lugares donde no la van a tocar fácilmente”. La recolección fue una actividad no prevista para el grupo, pero sí hizo que cada quien recuerde la tradición ancestral: “mi bisabuela lo hacía, yo lo hice de chica con mi abuela y los seguimos haciendo hasta grandes. Fue en ese momento, al armar mi ramito de Marcela y sentir el aroma que recordé todo. Me quedé pensando cuánto hace de eso, cuando vivíamos a la altura de Buchardo y Uruguay, que era puro campo y salíamos con la abuela a buscar Marcela. Ella también armaba sus escobas con escoba dura, las ataba y servía para barrer los patios, es una tradición que en determinada época se cortó”. Cuaresma, Semana SantaSi bien los “remedios yuyos” existen durante todo el año en diferentes zonas y de distintas especies, la tradición es recolectarlos en Cuaresma, más en Semana Santa y precisamente con el mayor poder mágico de sanación el Viernes Santo, al amanecer, cuando el rocío de la noche está aún en las plantas. Los ramos recolectados se cuelgan boca a bajo para dejarlos secar bien, ir utilizando poco a poco, siempre tratando de conservar el poder para todo el año. Las hierbas medicinales se consumen en pocas cantidades, se utilizan cuando están mal del estómago o cuando alguien en la casa tuvo una pataleta al hígado, también si algunos de los niños se “empachó” por glotón. Quienes viven en el interior de Misiones corroboran la presencia de Marcela, pero también se pueden encontrar otras tantas especies con propiedades curativas como el extinto caaré (paico) antiparasitario; carqueja para el hígado; y quizás con mucha suerte podrán encontrar manzanilla, una planta que casi no crece de forma silvestre.Quienes no desean continuar con la tradición, que consiste en la recolección de hierbas medicinales silvestres, pueden ir a La Placita o a las Ferias Francas, y comprarlas.
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