Tras el revuelo por la polémica orden de usar “munición letal” contra el ejemplar de puma que frecuenta la zona de paseos turísticos en el Parque Cataratas, PRIMERA EDICIÓN consultó la opinión de dos técnicos competentes: Miguel Angel Rinas (protocolos de captura de felinos) y Eduardo Spaini (comportamiento animal), a fin de establecer si la bajada de línea a los guardaparques, para que usen “armas reales” durante la captura del animal, es o no una “decisión extrema”. Primeramente, y aunque sus cosmovisiones provienen de estudios prácticos diferentes, ambos coincidieron con que “siempre la mejor opción es capturarlo vivo”, y que matarlo debería ser la “última opción de defensa”, factible por ejemplo “si está atacando a una persona”, porque según ellos, “mientras tanto, hay posibilidades de hacer que el animal se vaya del sitio o trastocarlo, previa captura”, dijeron a éste Diario. Miguel Angel Rinas, veterinario retirado de Ecología con 39 años de experiencia en procedimientos de capturas de grandes gatunos en Misiones, y Eduardo Spaini, quien se desempeñó 20 años al frente de la cátedra Comportamiento Animal de la carrera de Bioterios de la Uba, rechazaron de plano una eventual medida de matar al ejemplar de puma, y al ser consultados, por separado, explicaron qué dictaría hacer en casos como éstos . “Entiendo que lo último que se debería hacer es matar al animal, por ejemplo en defensa urgente de una persona pero mientras tanto hay posibilidades de hacer que el animal se vaya del sitio que frecuenta, o bien capturarlo y trasladarlo a otro hábitat”, declaró Rinas para quien, “hay que estudiar al animal, cuál es su situación, si es factible determinar cómo se está movilizando, qué hábito tiene de estar en determinado sitio, porqué está ahí (seguramente alimentándose de las piezas fáciles, coatíes o monos y por eso permanece). Hay que saber de todas formas que cuando los felinos se acostumbran a ver a las personas pierden el miedo natural que le tienen al hombre”.Insistió Rinas: “Se está ante una situación muy compleja, a mi entender, habría que establecerse maneras de alejar al animal y tomar todas las precauciones para ello, para que no ocurran situaciones de ataque, que es el peor temor que hay con respecto a el”. A su turno, Eduardo Spaini, reflexionó “Como el puma está en un Parque Nacional – y ésta es una opinión muy personal-, debe haber una cuestión económica y una gran presión política para que se reabra. Lo cual es bastante complicado comprender”, deslizó. “No son agresivos”Por otra parte, el punto de vista del docente en comportamiento animal, respecto de una potencial agresividad, fue que: “Los pumas están acostumbrados a vivir con las poblaciones autóctonas y mientras estén bien alimentados (ellos se alimentan de noche) y su vida no corra peligro no atacan al ser humano”.“Por lo que conozco de los pumas, este tipo de animales no suelen atacar al ser humano. Tratan de escapar del hombre, por ahí cuando tienen mucha hambre se acercan y atacan algunos animales domésticos como ovejas, pero en general los animales salvajes le huyen al hombre. Van a atacar cuando vean su vida en peligro”, aseguró.No obstante, Miguel Rinas hizo la salvedad de que “aunque lo pumas son felinos que rehuyen al hombre; hay que tener presente el caso sufrido hace 20 años donde se consideraba esa cuestión pero sin embargo, llegó tarde la advertencia de que había que hacer algo para alejar a un puma que merodeaba el lugar porque atacó y mató al bebé de un guardaparque en Cataratas. Creo que se está consciente de este antecedente y no se quiere llegar al extremo”, deslizó el veterinario. “En cualquier caso”, prosiguió, “trasladarlo tampoco es la solución porque está probado que los felinos liberados en otro ámbito, pese a que medien cientos de kilómetros vuelven a su sitio original. Se comprobó tiempo atrás que felinos liberados en Corrientes, hicieron más de 500 kilómetros de vuelta al lugar original”, planteó Rinas y dejó abierto el debate para estudiar cómo seguir. Sobre el uso de los dardos, en vez de armas letales para acorralarlo, Eduardo Spaini explicó: “El tema central con los animales salvajes es que se trata siempre de preservar la vida del animal si es que no hay riesgo para el hombre. Es muy difícil el equilibrio para tratar de evitar que lo maten sin que haya riesgos. Lo que se usa frecuentemente es dormirlo con dardos tranquilizantes. Lo ideal es capturarlo en una trampa, porque no es tan fácil sedarlo, hay que disparar a corta distancia relativamente para poder darle en algún musculo, sea el muslo o el cuello para poder anestesiarlo de forma efectiva”.“Para que los efectos sean más rápidos va a depender del lugar donde se inyecte la droga, pero no es inmediato, a veces tarda entre 15 y 45 minutos. Si no es atrapado rápidamente el animal va a poder esconderse e inclusive hasta se puede perder el rastro. Conviene encerrarlo en algún lugar controlado porque sino se escapa”, enfatizó.Un dato importante que resaltó Spaini fue que “cuando un animal sobrepasó los límites que ellos mismos se ponen para no estar en contacto con la población humana, empieza a pasar el resto y no me sorprendería leer noticias sobre más pumas en el área. Lamentablemente siempre se corre detrás del problema una vez que se desencadena”, criticó. “Estamos a disposición”En declaraciones a Radio República el Subsecretario de ecología, Juan Manuel Díaz, volvió a expresar la disposición del ministerio para trabajar en conjunto con la administración de parque nacionales para obtener la captura con vida.“El animal no tiene características de estar cebado, y creemos que todavía hay instancias para seguir utilizando”, finalizó.
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