El 25 de febrero de 1932, el austriaco Adolf Hitler se nacionalizó alemán para poder competir contra el presidente Hindenburg en elecciones libres. Hindenburg ganó por 16 puntos, pero el partido nazi estaba cada vez más cerca del poder y en los siguientes comicios consiguió ser la primera fuerza política del Parlamento. Decidido a manejar Alemania, Hitler, sabiendo de la edad de Hindenburg, negoció para que éste lo eligiera Canciller. Y una vez alcanzado ese objetivo, logró los poderes especiales para convertirse en el concentrador de todo el poder. El resto de la trágica historia ya es conocido…
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