Señora Directora:Quizás el celo me marea o la pasión me consume. No he leído notas recordando el nacimiento de nuestra hermosa ciudad estudiosa, el 25 de marzo de 1615, ni escuchado comentarios en las muchas emisoras nos educan. A decir verdad, aunque la pasión me consuma, pude escuchar en Tupá Mbaé, en el horario dominical de 13 a 14.Y escuché a un oyente defendiendo del porqué nuestra capital lleva el nombre que tiene (gracias a ese hecho no somos ni paraguayos ni correntinos). Para apaciguarlo, la conductora lo quiere tranquilizar y le dice que ya habrá tiempo para el debate, la Universidad Nacional de Misiones (Unam), mediante. En aquella epopeya, para la fundación de la primera reducción, hoy una hermosísima capital, los nativos guaraníes de aquel entonces, insistentemente pedían que vinieran sacerdotes por su educación y la fundación de un pueblo. Así lo quiso Dios y llegó el padre Roque para tranquilizar a los nativos. Roque González estudió el lugar conocido ya con el nombre de Itapúa y no porque se le dio el futuro santo. Gracias al acompañamiento de los guaraníes que en precarios chinchorros y canoas de la época subían y bajaban el inmenso Paraná, así llamado por esos nativos.El primer jesuita americano se habrá dado cuenta que el lugar más adecuado para cumplir con el sueño de los nativos fue esta altura que termina en un gran recodo de 180 grados, fuera el lugar más propicio para asentar la primera Reducción, Nuestra Señora de la Anunciación de Itapúa, porque así ya se llamaba la región.San Roque González de Santa Cruz, gran soldado de Loyola conocido en la cuenca del río de la Plata, sellados por sus obras civilizadoras, ni habrá imaginado que sus fundaciones se convertirían en dos ciudades hermanas.Este mártir jesuita no tenía en su pensamiento en naciones que con el tiempo serían Brasil, Bolivia, Paraguay o Argentina. Su presencia fue trabajar por la redención de los nativos y conocer la gloria del Señor. Menos habrá imaginado que su lucha con los guaraníes iba a resultar en una gigante Misiones, casi soberana, que hasta el presente llama la atención en todo el orbe.Si nuestra ciudad no fue el resultado de esa fundación, no cuesta nada conocer su verdadera acta de nacimiento, ya que la historia no es propiedad de algunos historiadores. Seguimos confundidos los misioneros por no conocer la verdad y no cualquier cosa que el poder quiere inculcarnos, ya que la mentira no nos hace libres.Solo quiero misionerizar sin ofender a nadie y que nos preocupemos por nuestra gran historia misionera, a pesar de contar con muchísimas facultades de enseñanza y la Unam. No se da importancia a las toponimias mal traducidas y pésimamente pronunciados. Ñacangusú, Moconá, Pindo ity, Yguaxú, Paraná, Itapúa, Garupá, Guacurarí, etc., sin fonéetica ni ortografía por falta de estudio y enseñanza. Claro nuestra América no tiene valor y menos nuestra Misiones.Por haber estudiado a mi Provincia, la conozco y, por ende, me siento orgulloso.
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