Señora Directora:?El pasado jueves 23 se acordó una suba del 18% para el transporte de pasajeros del sistema integrado misionero. Las nuevas tarifas comenzarán a regir el 1 de abril próximo y, como en ocasiones anteriores, habrá costo diferenciado entre quienes poseen la tarjeta del Sistema Único de Boleto Electrónico (Sube) misionero y los que carezcan de ella. Para estos últimos el costo será claramente superior.Casualmente, en general, ese sector está conformado por los usuarios más pobres, aquellos que cuentan moneda a moneda para ver si les alcanza para poder viajar hasta su trabajo. Son los que no tienen capacidad de ahorro para abonar anticipadamente la tarifa, yendo a integrar un millonario pool de fondos del que la empresa podrá disponer antes de prestar el servicio que con él se le está pagando.Es una absoluta falta de sensibilidad hacia esos sectores olvidados (no a la hora de votar) a quienes nadie defiende ni representa. Y así como los detractores definen al IVA (impuesto al valor agregado) como el impuesto a la pobreza, en este caso también lo es y, muy probablemente, mucho más limitado a ese sector que el pasaje urbano.Cada vez que en los últimos años se entero de algo relativo al pasaje de los colectivos y esa diferencia negadora de la pobreza, me pregunto, aunque no será la solución: ¿por qué las empresas del sistema integrado siguen teniendo “coronita” y no son obligadas a adherir al Sube nacional, como ha ido ocurriendo en otras capitales de provincia? Así como durante más de una década, por la complicidad de malos gobernantes, eludieron la incorporación de las máquinas automáticas para expender el boleto, ahora ocurre con la de la tarjeta nacional de la que hace ya largo tiempo (más de un lustro) hubo exigencias y amenazas de penalidades que nunca llegaron a estas tierras. ¡Claro, se perdería el control de esos fondos anticipados que se recaudan a cuentas del futuro servicio!Otra vez los misioneros del área metropolitana provincial debemos aceptar que esa realidad existe y, al menos por ahora, es difícil de corregir. Aunque mi propósite de estas líneas solo apunta a demostrar estas inequidades y, al reclamar, expresar mi disconformidad para con el nuevo aumento dispuesto. Más aún si se deja abierta la posibilidad para otro “tarifazo” dentro de este año.
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