Más que una pasión, el teatro es una cuestión de amor y es ese sentimiento que mueve a tantos dramaturgos, actores, directores, iluminadores, sonidistas, vestuaristas a elegir cada día esta vocación.Hoy, los hombres y mujeres de teatro están de parabienes y hay celebración doble, puesto que se conmemora el Día Mundial del Teatro y el cincuentenario de la proclamación de esta fecha por parte del Instituto Internacional del Teatro de la Unesco.Como en tantos lugares del mundo, en Misiones hay muchos enamorados de las artes escénicas que dedican su vida a las tablas, desde la dirección o la actuación.Tal es el caso de Lucila Morales, directora del grupo de teatro “El Taller”, de San Vicente, y Luis Andrada, director de Sala Tempo, quienes compartieron sus reflexiones con PRIMERA EDICIÓN.Luchadora incansable del teatro, Lucila Morales llegó desde Buenos Aires a San Vicente hace 25 años y desde entonces fue abriendo camino en las artes escénicas. En la actualidad dirige el grupo “El Taller”, que ella misma creó, y dicta clases de teatro en las escuelas secundarias y en centros de jubilados.“Aposté al teatro desde el lugar de actriz, de docente, de directora, de productora y no me quedé sólo con las ganas de hacer teatro”, contó Lucila al rememorar los distintos momentos de su labor teatral en esa localidad misionera y afirmó que lo fascinante del teatro es que “tiene unas vivencias… desde el hecho expresivo del actor arriba del escenario y con la energía que te choca desde la gente que está en la platea. Contar una historia que emocione, que comprometa, que nos identifique, es apasionante, como es apasionante bucear en los personajes, en la esencia de la historia”.Además, “es apasionante desde toda la investigación que requiere encarar un proyecto. Entonces, todo lo que hice, enseñar, dirigir, actuar era para lograr el objetivo de que se produzca el hecho teatral”, acotó.“El teatro en San Vicente hoy tiene un lugar, porque fue una militancia perseverante a través de los años y este último tiempo la gestión política hizo una apertura también”, contó la impulsora de Festival de Teatro de San Vicente que lleva tres ediciones, mientras se prepara para enseñar teatro a jubilados.“Una forma de vida”Para Luis Andrada “hablar de teatro y de hombres de teatro es hablar de una forma de vida, de una conducta, el teatro en sí, si lo queremos simplificar, es una forma de expresar la creatividad del actor, del director, del iluminador, del dramaturgo, a través de esto que es representar en vivo situaciones de la vida que se arman a partir del dramaturgo o de una creación colectiva, con una estética, a los fines de informar, proponer, criticar”.Seguidamente, puso el acento en el lugar que el teatro le da a la crítica social y planteó que “el teatro en general surgió, desde Shakespeare, Moliére, como una crítica social. Nuestro teatro nacional nació en el circo criollo y era exponer injusticias en una visión desde el pueblo. Y cuando eso se traslada a las salas, aparecen todas nuestras obras iniciales del sainete, donde hay una pintura social de la época, con la inmigración y distintos prototipos. Luego del sainete viene el grotesco, que se mete adentro de la familia, ya no es la pintura, sino que trabaja más con los sentimientos,nos metemos adentro, no estamos en el patio del conventillo y fue el género por excelencia del teatro nacional. Aún hoy en distintas formas se sigue haciendo grotesco, con todas las variedades que tiene la vida, puede ser trágico, cómico. Y lo importante es tener un lenguaje teatral claro, no sólo en el texto sino en la acción”, agregó.Para Andrada “nuestro teatro nacional hace que el público se identifique, por eso hay esa tremenda comunicación entre escenario y platea, es la esencia de nuestro teatro. Apuntala mucho la identidad social”.En ese paneo histórico que compartió el director, destacó que también que “durante el proceso, hubo un teatro de protesta, de lucha, de esclarecimiento que le costó la cárcel a muchos compañeros e incluso tenemos desaparecidos”.Reivindicar el teatro independiente “Uno dice el teatro es una pasión, sí, pero va más allá de eso, es un acto de amor, es una cuestión fundamentalmente de amor”, manifestó Andrada y luego hizo su crítica y reivindicó al teatro independiente.“Hay una equivocación generalmente cuando se habla de profesional, el teatro profesional es de aquellos que profesan el teatro y profesar el teatro no quiere decir que te paguen, podés trabajar completamente sin que te paguen como nos pasa a los grupos independientes, por eso peleamos por la reivindicación del teatro independiente, para que se dignifique a ese trabajador, porque hacer una obra de teatro es un trabajo para el que tenés que saber en cuero propio o por libros, entonces te lleva mucho tiempo y si pensás que aparte tenés que trabajar para comer …”.“El teatro independiente tiene una alta valoración en el aspecto cultural e ideológico de ética, de conservar el poder para la lucha y seguimos luchando a pesar de que todavía se nos quiere pagar con una gaseosa y un sandwich”. “Orientar una política teatral es tratar de subsanar todos estos problemas”, planteó Luis Andrada y agregó que “pueden decir el teatro se subsidia, pero es mínimo, nadie vive de los subsidios de producción, entonces la gente de teatro se vuelca a la enseñanza, a talleres, para tener de alguna manera la remuneración que le pueda hacer dedicar más tiempo a lo que profesa”.Dos amoresDespués de compartir su visión de la situación teatral, Luis Andrada reflexionó acerca del fuerte sentimiento que mueve a un ser a elegir el teatro y para concluir, lisa y llanamente confesó: “Tengo dos amores: mi mujer, con quien estoy casado hace más de cincuenta a&nti
lde;os, y el teatro, a quien le he dedicado también más de cincuenta años de mi vida, esas son mis dos mujeres”, dijo y quedó resonando su simpática risa.
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