“Capital de la Yerba Mate”, “Ciudad de las Flores”, poblado misionero que lleva en su esencia el toque que dejaron las reducciones jesuíticas combinadas con el pigmento de los inmigrantes, principalmente polacos y ucranianos, atesora en su tierra una de las más bellas obras de Raúl Delavy, el conjunto escultórico San Martín, trabajo que actualmente está en vistas de ser declarado Monumento Nacional.El proyecto fue impulsado por la arquitecta Myrian Ayala y el historiador Esteban Snihur, oriundo de Apóstoles, delegada y subdelegado, respectivamente, de la Comisión Nacional de Sitios, Lugares y Monumentos Históricos, y contó con el apoyo de la Dirección de Cultura y la Municipalidad local.Snihur contó a PRIMERA EDICIÓN que la posibilidad de enaltecer esta obra surgió a partir de un proyecto nacional para proclamar en cada provincia a un monumento que revista el carácter de histórico nacional.Relató además que este trabajo surgió a partir de una comisión de vecinos que encargó a Raúl Delavy, que en aquel entonces residía en Apóstoles su construcción; obra que comenzó en enero de 1978 y que se inauguró el 17 de agosto de 1983.Y añadió que todo este conjunto “tiene ciertas características que lo hacen único. Está considerado por el Instituto San Martiniano como el tercer grupo escultórico más grande del país; además es la primera obra como grupo escultórico evocativo a San Martín realizado totalmente en Argentina, porque el Cerro de la Gloria, por ejemplo, tiene elementos de bronce y algunos materiales que se trajeron del exterior, este fue hecho totalmente en Apóstoles”.“Además tiene particularidades simbólicas, contiene en sí todo un mensaje, en principio, la figura de San Martín, de pie, luego la figura de la mujer, con el torso descubierto que representa a la libertad, con el cóndor en la mano y, detrás, tres granaderos que hacen referencia a la participación de los misioneros en la guerra de la independencia”, apuntó.E hizo hincapié en que uno de estos soldados representa a “Miguel Chepoya, un guaraní de la Reducción de Santa María que fue corneta del regimiento de San Martín, que llegó incluso hasta la campaña de Alto Perú y regresó con los últimos restos del ejército a Buenos Aires. Los otros dos son apostoleños, Lorenzo Napurey y Santiago Guaichá, quienes formaron parte del Regimiento de Granaderos a Caballo junto a otros 300 guaraníes”.“De manera que, de algún modo, ese monumento es una síntesis no solo de la historia nacional sino de la participación de Misiones en la guerra de la independencia a través de figuras tan emblemáticas como son los guaraníes como guerreros de la independencia”, repitió.Asimismo, mencionó otros datos, como las quince toneladas que pesa en total el conjunto y detalles que hasta “pasan desapercibidos, como el hecho de estar inserto en un contexto muy interesante, a la izquierda se ubica un retoño del pino de San Lorenzo, emblemático porque el original ya no existe y quedan muy pocos como él, plantado en el año 1955; y a la derecha se trasplantó un brote de un higuerón que se trajo desde Yapeyú, cuna de San Martín. Por otra parte, el monumento cuenta con un cofre, en un lugar especial en la base, con tierra de la ciudad natal del prócer, que se trajo en 1983”.“De manera que allí tenemos todo un escenario conformado no solo por el grupo escultórico sino también por otros elementos muy significativos y que hacen a la gesta sanmartiniana, a través de hechos que se fueron danto a través del tiempo, cuando se planta el pino, por ejemplo, en la plaza había solamente un busto de San Martín, que luego se trasladó al barrio homónimo, de manera que esa relación que se establece es casual en la realidad actual genera un contexto nada casual”, opinó Snihur.
Discussion about this post