Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston descubrieron que los niveles cerebrales de GABA (ácido gamma aminobutírico) de los practicantes experimentados de Yoga aumentaban un 27% después de una sesión. El GABA es uno de los cuatro principales neurotransmisores cerebrales que reducen el estrés y la ansiedad y regulan el resto de los neurotransmisores. Esto sugiere que la práctica del Yoga se debería estudiar como un tratamiento para los trastornos asociados con niveles bajos de GABA, como son la depresión y la ansiedad. Estos resultados explican también la sensación de felicidad que se experimenta en la hora siguiente a la clase de Yoga”, escribe Tara Stiles.Muchos años de experiencia más el conocimiento de investigaciones efectuadas en facultades de medicina de prestigiosas universidades de los EE.UU., Europa, Australia y Emiratos Árabes Unidos, entre varias otras, sumadas a la Fundación Vivekananda Para la Investigación del Yoga en la India, muestran a dicha autora que en nuestra práctica podemos experimentar la conexión entre mente y cuerpo y modificar beneficiosamente nuestro estado mental y físico… respirando tranquilamente.Y cada vez son más los médicos occidentales que recomiendan el Yoga, la meditación y la relajación para mejorar la salud y prevenir y aliviar enfermedades y dolencias, porque la ciencia está llegando finalmente a descubrir lo que desde hace años saben los practicantes de Yoga. Veamos:La práctica asidua del Yoga tiene efectos notables sobre la salud física, el estado de ánimo y la actitud positiva, tratando a la persona de forma integral. Por ejemplo, en “la afición al sofá” un momento de relajación física y mental termina en un estado vegetativo de apoltronamiento con pelis, revistas, y tragos al alcance de la mano: hay que recuperar la vitalidad. En los estados de agotamiento, querer cumplir con todas nuestras obligaciones y actividades diarias abarcando demasiado… baja el nivel de energía: hay que reflexionar sinceramente sobre la forma de distribuir el tiempo para recuperar el entusiasmo y el buen sueño. Y en los estados de ansiedad las tensiones resultan abrumadoras: hay que serenar la mente.Además, en la actitud de indolencia o apatía puede ir instalándose la pereza: hay que ponerse en marcha hacia una vida rica y plena. En la falta de autoestima priman las preocupaciones, miedos y malas sensaciones sobre uno mismo: hay que recuperar la autoconfianza y valorarnos tal cual somos, porque todo lo que necesitamos está dentro de nosotros y siempre ha estado ahí. En los antojos y adicciones vemos consecuencias de la tensión y el estrés, cuando una mente errante y acelerada genera pensamientos desordenados por no estar o no querer estar en el momento presente: hay que estar en el presente, que es el objetivo del Yoga para poner la atención en lo que ocurre dentro de nosotros mismos, ahora mismo, conectados con la respiración y en sintonía con el cuerpo.Y esto recién empieza. En próximas notas iremos viendo los beneficios del Yoga en nuestra compleja realidad social e individual, a partir de comprender con el distinguido neurocientífico argentino Néstor Braidot que “uno es parte de un todo superior”, ahora, en la hora del ahora. Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]
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