Una imprecisa y madrugadora nota de la agencia oficial Télam publicada al cierre del recital del "Indio" Solari en Olavarría, el martes pasado ante unas 300 mil personas, dio lugar a que varios medios proyectaran una imagen de catástrofe que no se sostuvo cuando los hechos quedaron en claro y la propia agencia de noticias tuvo que retractarse públicamente. Esto no fue óbice para que el concierto, con vicios graves de orden organizativo y desenlace trágico por la pérdida de dos vidas, pero no en los términos en que se lo describió inicialmente, terminara constituyéndose en temática obsesiva del debate mediático.El hecho en sí, merece ser analizado desde diversas ópticas, sin embargo hubo un exceso notorio en la connotación política que se le adjudicó, y que describe, más que lo ocurrido en el recital, el fuerte tono confrontativo de un año electoral que empieza a tomar forma. En tanto, el jueves el triunvirato que dirige la CGT anunció finalmente el primer paro general contra el Gobierno de Cambiemos, que se produciría el próximo 6 de abril, como se esperaba, y se haría “sin movilización”. Las definiciones duras de los confederados, que advirtieron sobre “un malestar generalizado” que sobrepasa a los trabajadores y alcanza a todos los sectores, en particular a los que dependen del desplomado mercado interno; no impidieron que la amputación de la clásica marcha a Plaza de Mayo se viera como un guiño amistoso a Macri.El Gobierno quiso poner paños fríos a la rebeldía sindical con decisiones como la promulgación de la Ley de Emergencia Social y el convenio automotriz; pero?no se jugó la vida en la cruzada; apostando aparentemente a que la conflictividad social en ascenso desde las manifestaciones de los días 6, 7 y 8 de este mes, llegue a un clímax y simultáneamente a su agotamiento con el paro de los “gordos” de la CGT. Las demostraciones de movimientos piqueteros en el centro porteño, los reclamos docentes y la adhesión de las dos CTA al paro general, sin levantar las marchas programadas para el 30 de este mes; expresan, no obstante, la emergencia de un frente gremial compacto, unido “por el espanto” contra las políticas de ajuste. Lejos de intentar descomprimir el frente de tormentas con una posición contemporizadora, Macri bajó la orden de “no ceder”, y redobló la apuesta. Conducción personalizadaLa gobernadora María Eugenia Vidal se puso al hombro la conducción personalizada del conflicto con los gremios y tensó la cuerda con métodos poco ortodoxos, como instar a los sindicalistas a que “digan si son kirchneristas”, ofrecer un bono de mil pesos a los docentes que no hicieron huelga, y, finalmente, iniciar acciones ante el Ministerio de Trabajo de la Nación para anularle la personería gremial a Suteba, el principal gremio docente en lucha, conducido por Roberto Baradel. Sobre el fin de una semana agitada, Macri se sumó a la pelea publicando en Facebook una provocativa foto de maestros dando clases en medio de la destrucción que dejó la bomba de Hiroshima. La dura estrategia gubernamental, igualmente, no consiguió frenar la movilización docente, que también redobló la apuesta y lanzó un paro de 48 horas para el martes y miércoles próximos. Mientras Vidal robaba primeros planos afirmando que solo le interesan “los chicos” y no tiene ambiciones electorales; desde su propio sector político dejaron trascender que la mandataria manejará las candidaturas en su distrito, en base a “candidatos del equipo del PRO” y tiene “los nombres guardados bajo siete llaves”. Entre los trascendidos, se insistió en que el ministro de Educación, Esteban Bullrich, podría ser el candidato a senador del oficialismo en territorio bonaerense. Curiosamente, frente a la amenaza de un amplio frente sindical unido contra el ajuste, en el macrismo dicen que la pulseada dura con los docentes les permitiría cosechar votos-bronca entre un electorado hastiado por la prolongación del conflicto. El Gobierno tendría la intención de retomar la agenda política después del paro general, para lo cual cuenta con subirse a una anunciada mejora de la economía, por maduración de inversiones en obra pública, redoblados intentos de reanimar el consumo popular y una prolongación del “sinceramiento fiscal”. A un año y medio de la asunción del Gobierno de Cambiemos, empero, lo que se ve en la práctica es una economía que no arranca, clases que tampoco lo hacen y demasiados “errores” políticos del Gobierno, por los que la imagen del Presidente sufre un fuerte desgaste. Cita a ciegas En la provincia, un intento de toma de la sede del Inym protagonizado por productores de la zona de Andresito que acamparon frente a la entidad en búsqueda de respuestas a sus reclamos de precios justos, control eficiente y pagos transparentes, recalentó la crisis del sector. Luego de que el jueves los productores, que fueron desalojados del organismo por una dura represión policial y se mantuvieron frente al Instituto a la espera de una respuesta que prometieron acercar al otro día el titular del Inym, Alberto Ré y el ministro del Agro y la Producción, José Garay; el viernes los funcionarios faltaron a la cita y la decepción volvió al acampe yerbatero; por lo cual los colonos tomaron la decisión de continuar con la protesta. El rechazo de los productores de Andresito al apoyo presencial del diputado del Pays Martín Sereno y, por otro lado, las fotos de acólitos reconocidos del actual embajador en España en el “aguante yerbatero”, canalizando víveres, dieron qué hablar, en tanto, dejando ver el trazo politizado que cruza hoy toda escena en que se juegan conflictos públicos”. El conflicto yerbatero mostró dos caras diferentes, y dos actitudes ante una misma realidad. Mientras la Provincia atiende a los tareferos con asistencia especial, y apoyó a los yerbateros con políticas específicas, la Nación y sus representantes como el presidente del Inym, Alberto Ré se desentienden de los productores. La decisión de Ré de mantenerse en Buenos Aires, faltando a su palabra y a la reunión pactada, no solo provocó el enojo de los yerbateros y la continuidad de la protesta, sino que terminó de definir la postura de la Nación, renuente a asumir un compromiso claro frente a la profundización de la crisis del sector; que aparece ligada a las políticas de su propio modelo económico; que refuerza las distorsiones preexistentes en el sector agrario. Ré ya había demostrado desinterés por el diálogo con los productores cuando, a principios de año, pegó el faltazo, junto a todo el Directorio del Inym, a una reunión clave en Andresito con las organizaciones del sector primario. Esa vez la consecuencia directa fue el recrudecimiento del conflicto, y ya entonces, el ministro Garay, presente en la reunión, tuvo que ponerle el pecho a la indignación de los productores, “salvándol
e la ropa” al nuevo y distante titular del Inym.Desde entonces, quedó en claro que la Nación y la Provincia no comparten una misma actitud frente a los reclamos yerbateros. Desde el Inym miran la realidad yerbatera a través de la óptica de la política agropecuaria del Gobierno de Cambiemos; poco proclive a tomar decisiones que toquen el interés de grupos monopólicos. Abona esa teoría el enojo que habría demostrado el ministro de Agroindustria de la Nación, Ricardo Buryaile, con su par misionero, José Luis Garay, a quien cuestionó en una reunión privada por pedir un precio de 50 centavos de dólar para el kilo de hoja verde. Para el funcionario nacional como para los dirigentes misioneros del radicalismo vinculados por ideario político -y convivencias partidarias- a la gestión de Ré y al propio Buryaile, recomponer en base a un precio digno los devastados ingresos de los productores es “ilusorio”, según habría calificado -con dureza- el titular de la cartera nacional. El tándem gubernamental de Misiones, Passalacqua y Herrera Ahuad, que apoyaron públicamente que el precio genuino de la materia prima da 50 centavos de dólar para el kilo de hoja verde; deslindaron responsabilidades, dejando en claro en declaraciones durante la semana la postura “misionerista” del Gobierno provincial. “El modelo de la renovación no es el de Cambiemos ni el kirchnerista, es el de los misioneros, la única prioridad de este gobierno es el interés de Misiones”, declamaron en diferentes actos. De esta forma, el Gobierno provincial matiza su política de acompañamiento “a la gobernabilidad, el equilibrio y el diálogo”, que lo llevó a acompañar muchos proyectos del macrismo con el voto de los legisladores misioneros, insistiendo en que “la idea fue respetar el modelo de Cambiemos pero mantener el criterio propio”.Para la Provincia “la autonomía de Misiones” sería un valor no negociable, incluso en el contexto electoral, en el que el gobierno macrista está obligado a atrapar un caudal de votos digno para afianzar su modelo, pero no tiene -dicen- “el apoyo que esperaba de las encuestas”.
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