"Más allá de que la economía empieza a crecer, para muchos todavía no arranca", dijo el presidente Macri en una reciente visita a una planta automotriz. Los “muchos” aludidos por el mandatario parecieran ser los más, ya que en las últimas semanas es evidente que la situación del mercado de trabajo y de los sectores más vulnerables, incluyendo a trabajadores tanto como a empresarios Pyme, tiende a agravarse. El Gobierno nacional prefiere ver el “vaso medio lleno” de una recuperación económica limitada a contadísimos sectores, mientras paralelamente se incrementan las constantes manifestaciones y reclamos a todo lo largo del territorio nacional.Un estudio de la Came, (Confederación Argentina de la Mediana Empresa), alertó esta semana sobre la persistente caída de las ventas minoristas en las zonas de frontera. En el mes de febrero pasado, a nivel país las ventas descendieron 4,1% anual; en tanto en Cuyo el declive fue de 8,1%, en la región NEA de 7,9%, en NOA de 7,6%, en la Patagonia de 7,5%, y en la Ciudad de Buenos Aires el descenso fue de 4,5%. Esta cruda realidad, que recibe poca atención del Gobierno a pesar de su incidencia en las economías familiares, desmiente el postulado retorno al crecimiento. No es casual, en este marco, que el gobierno que encabeza Mauricio Macri enfrente la amenaza de un paro general en su contra, medida de fuerza que simboliza en sí misma, y sobre todo por la adhesión masiva que anuncia, la emergencia de una demanda generalizada por medidas económicas inclusivas que lleguen al ciudadano común. La realidad de todos los días no se resuelve con la mera difusión de programas ambiciosos a largo plazo pero que nunca despegan, como el Plan Belgrano, o con improvisaciones como los Precios Transparentes. El convenio automotriz resume la errática estrategia oficial ante la crisis: mientras promete aumentar en un 40% el empleo en el sector, en 7 años; en el año y medio de Gobierno de Cambiemos se perdieron 3.000 puestos de trabajo.
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