El final del verano está próximo, algunos contarán el inicio mañana y otros como oficialmente el 21. La palabra otoño viene del latín "autumnus" que significa "cambio". Es tiempo para cosechar lo sembrado y para agradecer. Estamos cubiertos de una energía acogedora, comenzamos a repensar nuestras acciones y al cosechar frutos también estamos cosechando semillas, las que vamos a plantar nuevamente. El otoño representa tradicionalmente una época de cambio, pues representa la transición. ¿Qué podemos hacer? Una de las mejores alternativas que siempre funciona es la de escuchar a tu corazón y actuar en consecuencia. Recordamos que estamos en Cuaresma, temporada coincidente con la época de reflexión. Los árboles cambian sus hojas y nosotros podemos cambiar hábitos, acciones, reacciones, creencias o emociones que ya no nos hacen bien. Antes de cambiarlas tenemos que agradecer su presencia: “hasta acá llegamos, gracias por tu compañía. Ahora necesitamos otra cosa, ahora vamos a necesitar… (y lo decimos o lo escribimos)”. De esta forma dejamos ir eso que estuvo con nosotros para dar lugar a lo otro, a lo nuevo, a los nuevos proyectos y nuevas acciones. Para lograr el cambio, el otoño nos ofrece nada menos que 60 días durante los cuales podemos crear y diseñar nuestra nueva vida, continuar con los mismos hábitos que nos hacen bien y reemplazar los que ya no nos sirven. La manera de conectarnos con nosotros mismos en esta época tan beneficiosa para la cosecha es estando en contacto con la naturaleza. Dar paseos por nuestros senderos de la selva, a la orilla del río, o simplemente buscando un espacio verde cercano. También podemos trabajar la tierra, sin guantes, para sentir su frescura al tacto y sentir el olor característico. Esa acción mueve nuestras neuronas, motiva a nuestro cerebro y hace que estemos totalmente en contacto con la creación. Hoy es un buen día para iniciar este proceso, preparar un cuaderno en el que escribirán todo lo que cosecharon, bueno y malo, todo. Aunque nos cueste creer, anotar o revivir emocionalmente eso que no nos gusta nos dará el empuje para agradecer y dejarlo ir. Así, cuando despierten sentirán que la mochila del miedo, la culpa, los enojos y las preocupaciones se alivianó. El Equinoccio de Otoño, en sentido figurado representa la madurez, y es eso… maduramos como frutos y volvemos a sembrar. Si estuvo feo sembramos otras semillas, si estuvo bueno lo podemos mejorar. (R.T.)
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