El sol es un energizante natural, fuente de vida. Sin él, las plantas no existirían por ejemplo, mantiene sobre el planeta una temperatura que a todos los seres humanos nos permite seguir vivos, destruye muchas bacterias. Y por si fuera poco es indispensable para nuestro metabolismo porque ayuda a la síntesis de la Vitamina D, que interviene en la formación de los huesos a través de la luz ultravioleta. Incide en nuestros estados de ánimo y genera endorfinas (hormona de la felicidad). En el cerebro tenemos una glándula que -cuando recibe la acción del sol- entra en acción para hacernos sentir optimistas.Prestá atención amiga, cuando estamos tristes, salir a caminar al aire libre ya nos hace cambiar el estado de ánimo y ni hablar cuando se aproximan las vacaciones, inmediatamente pensamos en la playa, el sol y nos imaginamos felices y divertidos. Y qué me decís de cuando te tirás en la arena, tu cuerpo se relaja, la mente se aquieta y las preocupaciones desaparecen. No te olvides que el sol también genera daños porque produce manchas, quemaduras en la piel, destruye las fibras elásticas; por lo tanto ocasiona arrugas, flaccidez y hasta cáncer de piel.La idea es disfrutar del sol, pero para ello debemos ser cuidadosos, tener siempre la piel humectada y a mano el protector solar para aplicarnos. No solamente en el rostro sino en el cuello, manos, orejas y escote, media hora antes de ir a la pileta, al río o al mar. Luego cada dos horas volvé a aplicártelo. No te olvides que el sudor, el agua y la grasitud de la piel colaboran a que la pantalla solar vaya desapareciendo de tu piel.Nada de excesos, a la piel hay que cuidarla siempre. ColaboraElena CacerezEchevarria Maquilladora. En Facebook154362902/4913944
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