Las personas que se apiñan a todas horas frente a los portones de una casa en el barrio Los Pinos, en Tacuarí y Las Heras, son la indicación más clara para llegar a la ermita de la Virgen María Rosa Mística, que construyó Alejandro Alfici (44) porque dice haber recibido un milagro, tras un diagnóstico terminal de cáncer de colon, y muestra lo que él afirma son estigmas de los clavos de Jesús en sus muñecas, desde donde -explica- suele emanar aceite con aroma a rosas e incienso, como “mensaje” para curar a otros enfermos. Tras haber recibido el primer milagro, hace más de un año, el hombre también moldeó en cera fría una imagen de la santa en tamaño real y -según cuenta- en la hora de los rezos y el rosario, ella despide lágrimas de incienso, al igual que sus vestiduras, con las que se unta a quienes se acercan a buscar “sanidad”. PRIMERA EDICIÓN estuvo en el lugar, habló con él y con su esposa, Isabel Iglesias, y también con algunos de los creyentes que se habían acercado desde antes de que abrieran la casa. El fin: recibir un milagro esperado o tan solo a agradecer.“Independientemente que aquí haya una imagen de cerámica en frío que llore y que pasen sucesos místicos, los testimonios de sanación son increíbles”, aseguró el hombre.“Hace poco vino una persona con diagnóstico de cáncer para una cirugía programada -todas tienen nombre y apellido- y yo llevo un registro. Vino a rezar. Justo la imagen estaba lagrimeando y yo le digo: Don Paniagua (es vecino) usted va a estar bien. Al otro día me vino a contar que en pleno quirófano se suspendió la operación porque el médico pidió un estudio de último momento y los resultados fueron que estaba sano. Cada vez que el hombre viene a agradecer, llora sin parar”, relató Alfici. “El médico le dijo que no se puede explicar qué pasó entre un estudio y otro, solo se puede hablar de un milagro”, relató brevemente de los tantos casos de curaciones milagrosas vividos hace un año.“Después, una mujer, operada de cáncer en uno de los senos, a quien no se le curaban las heridas de la cirugía porque es diabética y la enfermedad había hecho metástasis, llegó a la ermita. Estaba desesperada. Mientras rezaba, la Madre (por la Virgen) me dice ‘ella se va a curar hoy mismo’. Eso que solo se ve en las películas, en las fechas de Navidad, está ocurriendo aquí. Al otro día la cicatriz cerró y después de un estudio se certificó que ya no tenía nada en la otra mama”, contó sobre los eventos y explicó que “ha habido otros milagros mucho más fantásticos aún”. Cómo se empieza a revelar“Todo comenzó con una promesa. Tengo una imagen chiquita de la Virgen María Rosa Mística a la cual le hice una promesa porque necesitaba cierto monto de dinero que era imposible conseguir. Le dije: vos me tenés que dar hoy el milagro y si me cumplís, con estas manos te hago una imagen más grande que yo. Prometí algo a lo que no podía volver atrás y en menos de una hora recibí el dinero de forma inesperada. Increíble, y prometido es deuda, ahí está la imagen hecha”, sonrió. “Lo que no estaba en el trato era que ella empezara a realizar milagros y señales en mi casa: aromas de rosas, su imagen empezó a llorar y empecé a recibir revelaciones. Yo siempre fui un escéptico, no creía en nada. Soy de esos de ver para creer”. Así, a quien pida verlas, Alfici muestra sus muñecas con las marcas de lo que él asegura son estigmas. Dice que las recibió hace un mes y que de esas heridas brota aceite perfumado de rosas e incienso.“Muchos sacerdotes han filmado cuando empieza a ocurrir. Te puedo asegurar que duele muchísimo, pero me estoy acostumbrando. A veces sucede cuando a las 8 de la noche rezamos el rosario. De golpe y porrazo, a la vista de la gente empieza a brotar el aceite. Nos mandaron a decir que ponemos un cañito, pero vengan y vean que no tengo nada en las manos ni en las venas. La gente seca mis manos y vuelve a brotar. Han venido sacerdotes para filmar y corroborar”, desafió.Alejandro es gestor judicial, a lo cual se dedica hace 18 años, tiene esposa y dos hijos.“Cuando alzo la imagen para sacarla afuera se me aparece y me habla, así como cuando hablo con mi esposa, me dijo: ‘yo no busco un hijo perfecto, y vos vas a hacer lo que yo te pido porque vengo para la salud, y a vos no te va a pasar nada’. A los pocos días, en una consulta con el médico me informa que me detectaron un cáncer de los más agresivos que hay. El médico me da una esperanza de vida de no más de 30 días. Eso fue el año pasado”, relató. “Cuando se reúne la gente en la ermita para rezar, la imagen llora, y recibo los estigmas”. El hombre también contó a este Diario haber recibido tres mensajes para el papa Francisco.“Lo que me asusta es que ya tengo los mensajes y me he comunicado al otro lado del océano. Ellos (por el Vaticano) creen lo que les digo y están sabiendo y se ha confirmado con otras señales recibidas por ellos y me dicen “sí, es cierto. Usted no está loco. Pasa que en algún momento llegué a dudar de mi cordura, pero ya han venido aquí 33 sacerdotes carismáticos desde distintas partes de Argentina y varios de ellos me aseguraron que aquí se siente la presencia de Dios”.“Ella me dice que vino a mi casa para la salud específicamente para ayudar a la gente con cáncer, ceguera y parálisis y a mediar para salvar a la iglesia de Cristo y juzgar a quienes tergiversaron las enseñanzas de Cristo y la convirtieron en un comercio”.
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