Tema tabú si los hay, la muerte sigue siendo uno de los más grandes interrogantes de la historia de la humanidad. Es tal el desconocimiento acerca del tema que se habla poco y todo se reduce a un “andá a saber” que cierra cualquier conversación al respecto. Quizá por eso, un proyecto internacional llamado Huci (Humanizar los cuidados intensivos), se propuso naturalizar la muerte y hablar sobre ella. Naturalizar un hecho arraigado inevitablemente a la vida. Este proyecto tiene diversas actividades, una de ellas es el Death Coffee o Café sobre la muerte, que por primera vez se realizará en Posadas, de manera simultánea con más de 25 ciudades en todo el mundo. El Comité de Expertos en Cuidados Críticos de esta ciudad es el encargado de la organización del evento que se desarrollará el próximo jueves 23 de marzo a partir de las 19.30 en Zoco, ubicado en La Rioja 2239.“Este proyecto nació hace poco más de cinco años en España y se fue extendiendo. Hoy somos más de 20 países que participamos, algunos trabajando activamente, otros colaborando. Tiene distintas actividades, una de ellas propone la implementación de estos cafés sobre la muerte que son reuniones abiertas a la comunidad, organizadas desde el proyecto y moderadas, por lo general, por profesionales de salud donde lo que se busca es acercar a la comunidad y brindar un espacio para hablar sobre el tema”, explicó el titular del Comité de expertos en cuidados críticos, Sergio Sandes, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.Qué mejor moderador que los profesionales de la salud, quienes a diario se encuentran con la muerte de cerca, cuando algún paciente deja su cuerpo físico en la fría cama de un sanatorio u hospital. “De esto de trata, que la atención o el cuidado del paciente no sea algo meramente tecnológico, procedimental, por protocolo, sino que sea rescatando el lado humano”, aseguró Sandes.Para ello, la intención es charlar para “buscar que el fin de vida sea lo más cercano a lo que la persona le gustaría. Si cada uno de nosotros piensa cómo queremos que sea nuestro fin de vida, ninguno desearía que sus últimos momentos sean conectados a máquinas, aislados en una unidad. Siempre lo pensamos con calidad de vida, en un lugar donde estemos cómodos, con las personas que queremos, haciendo las cosas que nos gustan”. La idea justamente es “tratar de buscar eso, cuando hay una perspectiva de fin de vida humanizar y no atenernos a pautas y protocolos, sino ver la persona en su integridad, desde una mirada holística, que permita que entendamos que el objetivo no debe ser solo prolongarle dos días o una semana más de vida, sino ver el tiempo que tenga, sea un día, una semana, un mes o un año, y que lo viva con la mayor calidad, rodeado de sus afectos y haciendo las cosas que le parecen significativas”.Café mediante, hablar sobre las prácticas que se llevan adelante para mantener viva a una persona que tiene derechos. “Lo principal es el cambio de paradigma. Darle participación al sujeto de cuidado, que la persona tenga la posibilidad de decidir qué es lo que quiere. Porque a veces tenemos un modelo médico paternalista donde pensamos y decidimos lo que nos parece que al paciente le hace bien y muchas veces la persona preferiría tener menos días de vida, pero estar en otra condición, en su casa o no necesariamente encerrado en un servicio crítico, aislado. Buscamos respetar estos derechos, que de hecho en la Argentina están reglamentados por ley. Ubicarnos en ese lugar y pensar en el sujeto como una persona que tiene la posibilidad de decidir y que si elige rechazar algún tratamiento para irse a su casa tiene todo el derecho de hacerlo y es parte de su dignidad humana”, señaló Sandes.Hablar sobre la muerteAhora, ¿cómo hablar de la muerte? “Generalmente es un tema tabú, del que no se habla pero que moviliza. Siempre estamos pensándolo hacia afuera, que le pasa al otro, al vecino y cuando nos pasa a nosotros o dentro de nuestro círculo íntimo, nos moviliza y muchas veces nos cuesta poder trabajarlo, incluso para los profesionales que trabajamos con esas situaciones todo el tiempo. Al que no está en contacto permanente con la muerte le cuesta aún más. Tiene que ver con lo filosófico, con la fe, con lo cultural, con un montón de cuestiones y de factores”, indicó Sandes. Este café no tiene como objetivo volverse un acompañamiento terapéutico, ni tampoco un grupo de ayuda “ni buscaremos llegar a una conclusión científica final, sino que el objetivo es brindar un espacio, con algunos moderadores, donde la gente pueda discutir abiertamente para expresar sus sentimientos, sus miedos, sus forma de ver al respecto”, indicó Sandes.Vida y muerteVida y muerte no existen una sin otra. “La muerte es parte íntegra y esencial de la vida”, señaló Sandes y explicó que el café será para “compatibilizar estas experiencias de vida, con experiencias de muerte y ver cómo cada uno desde su historia personal puede aportar e iluminar a otros en cuanto a lo que es morir dignamente y sobre todo lo que es vivir dignamente, porque para hablar de una muerte digna tenemos que hablar de una vida digna. A esto apunta, a humanizar el fin de vida”. Un café, la mejor opción para charlarlo porque “juntarnos a hablar o a compartir algo nos hace sentir vivos. Es como una reunión de amigos, como una tertulia, donde se irán tratando estos temas con la mayor naturalidad y desde una cuestión absolutamente horizontal”.
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