En otro tramo de su discurso, enfatizó que “el gran desafío es multiplicar la confianza y este tipo de desarrollos”, en referencia a la reinauguración de la planta automotriz y al ambicioso proyecto de reactivación de ese sector -a largo plazo y con más anuncios que realidades- firmado el día anterior.Un vistazo al contexto no ampara el optimismo del Presidente y manda, al menos, hacer uso de expresiones más cautelosas al hablar del trabajo y el empleo en un momento en que la conflictividad social crece en forma alarmante y deja ver la preocupación de millones de argentinos por, justamente, la desocupación y la caída de la actividad económica. Casi en el mismo momento en que Macri pronunciaba su discurso, desde la CGT se anunciaba un paro general para el 6 de abril, sin movilizaciones; recrudecía el conflicto entre la gobernadora Vidal y los docentes bonaerenses, y la CTA ratificaba el paro con movilización para el 30 de marzo.El vocero de la CGT, Héctor Daer, tiró por elevación al optimismo presidencial al afirmar que la Argentina tuvo “la inversión más baja de la región”. “Perdimos poder adquisitivo, puestos de trabajo y a la caída del consumo se le sumó la mayor cantidad de importaciones”, enumeró. También ayer, el Indec informó que el desempleo en el cuarto trimestre del año pasado fue de un 7,6%. Aunque algunos vieron una señal de reactivación, el titular del organismo, Jorge Todesca, enfrió los ánimos. “Los resultados del trimestre no presentan diferencias estadísticamente significativas en el empleo con relación al trimestre anterior. Disminuye la actividad y la desocupación por refugio en la inactividad”. Sin dudas, son muchos los que no ven el crecimiento y se sienten cada vez más lejos de la confianza que reclama, pero no contagia, el Presidente.
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