A mucha gente, la etapa de la infancia le dejó heridas en el alma y en la mente, que no le permite avanzar en la vida. Siempre es posible sanar. Nunca es tarde para ser feliz y tener metas y sueños por alcanzar. De nada sirve, por doloroso que haya sido, seguir llorando por lo que pasó. El pasado no se puede sanar en el pasado; tiene que ser sanado en el presente. Y no podemos dirigirnos al futuro llevando cargas emocionales que nos hacen funcionar a media máquina.Tal vez tuviste un papá o una mamá que te marcó. Quizás no fueron los padres que te habría gustado tener. Estas son algunas de las conductas más comunes de los padres complicados:Rotulan: ¿Alguna vez te llamaron “la oveja negra de la familia”, o “la loca”, o “el vago”? Todas estas frases terminan convirtiéndose en un guión y la persona que las ha escuchado repetidamente se dedica, sin darse cuenta, a actuarlo. Sobreprotegen. La sobreprotección es muy dañina porque transmite un doble mensaje: “Te quiero pero te considero incapaz… por eso, te sobreprotejo”. El resultado es emociones negativas tales como inseguridad, temor y ansiedad.Proyectan “su” vocación: Muchos padres tienen la ilusión de que sus hijos hagan lo que ellos no pudieron hacer. Esto incluye estudiar, viajar, casarse con tal persona, tocar un instrumento, etc. Nuestros hijos deberían tener la libertad de elegir lo que quieren hacer con su vida. Buscan ser cuidados: Estos padres suelen decirles a los hijos: “Ahora tenés que ser el hombre/la mujer de la casa y cuidar a mamá/papá y a tus hermanos”. De esa manera, les imponen una responsabilidad que no les corresponde pero que rara vez pueden rechazar, pues sentirían culpa.Envidian: Créase o no, hay padres que envidian a sus hijos. Por supuesto se trata de personas con sus propias heridas que no han logrado sanar. En general, esto ocurre cuando los hijos superan a los padres y hacen lo que estos últimos no pudieron llevar a cabo. Lo cierto es que muchos padres, que se comportan de alguna de estas formas mencionadas, fueron castigados cuando eran chicos y sufrieron maltrato, vergüenza y falta de afecto (o demostración de afecto). Esto de ninguna manera justifica su accionar, pero puede ayudarnos a entenderlos, como hijos, para lograr perdonarlos y, lo que es más importante, sanarnos para no repetir la historia con nuestros propios hijos. Todos, sin distinción, provenimos de una familia disfuncional en algún aspecto. ¡No existen las familias perfectas! Todos tuvimos padres con cosas positivas y otras negativas pero hoy contamos con la posibilidad de disfrutar de una familia sana, donde sus miembros se aman incondicionalmente y pueden expresar “todas” sus emociones sin ser juzgados ni ridiculizados. Si sufriste algún tipo de violencia en la infancia, y aún hoy cargás con eso, buscá ayuda profesional y, aunque no puedas cambiar el pasado, al menos logres cambiar vos y ser libre de todo rencor para disfrutar una vida plena, productiva y, sobre todo, en paz. No hay mayor tesoro que ese.Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a [email protected] StamateasLicenciado en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.
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